¿Y si hablamos del Valencia de Baraja?

El Valencia tuvo un gran aliado en el arranque del curso pasado: el miedo. El miedo de todos nosotros a irnos a Segunda, a tener un nivel insuficiente para mantenernos, a caer de verdad en el pozo porque no tuviéramos ni el punto de suerte que hace falta para evitar estas cosas. Y con ese miedo competimos como animales, fuimos a muerte a por cada partido, jugadores y entorno, y no pasamos ni medio apuro en todo el año, contra todo pronóstico.

Este verano, a diferencia del anterior, no se habla nada de todo esto. Andamos con guerras, con estadios, con Lim, con Lam, con que si no fichamos, con todo mal, en fin, con la letanía oficial de los últimos tiempos. Supongo que todo tendrá un giro cuando se empiecen a jugar amistosos, el primero esta sábado contra el Castellón en Paterna, aunque tampoco tengo nada claro que sea positivo, porque aquí no somos amigos del término medio.

Nos haría mucho bien hablar de fútbol, no sólo de fútbol, pero sí bastante más de lo que lo hacemos, que es realmente poco. No sé si la única solución pasa por tener miedo, espero que no, pero desde luego bien haríamos en tener la tensión al máximo, la competitiva, porque eso nos hace mejores, lo vimos el año pasado, y nos hace igualar fuerzas tapando las carencias que podamos tener cuando se cierre la ventana de fichajes de este verano.