Estamos matando el fútbol, pero nos da igual

Cada vez que se lesiona un jugador importante en el mundo saltan las alarmas. “No se deben jugar tantos partidos, el calendario está muy cargado, tendría que haber menos equipos en Primera”, y toda la retahíla de soluciones mágicas que se dicen siempre en estos casos. Que luego el efecto dura hasta el siguiente partido, nada más, porque entonces ya se nos ha olvidado todo, no hay descansos que valgan y lo “a su edad, yo corría tres veces y luego me iba a trabajar”.

Un círculo vicioso que tiene más años que andar por más que queramos insistir en otra cosa. Que lo hacemos. La FIFA, la UEFA, La Liga, la RFEF, todos los estamos futbolísticos, hablando de España con los nacionales, deberían reflexionar. Pero nosotros, el aficionado y la opinión pública, también, y en la misma medida. Porque nosotros exigimos siempre el 100% a cat futbolista en cada partido, aunque sea cada 3 ó 4 días, nos da igual.

Y si en alguna ocasión no están bien, los matamos, les damos con toda la fuerza del mundo, porque aquí se quiere siempre que todo sea al máximo. Y eso, en este deporte (en los demás también, pero hablemos sólo de uno), es absolutamente imposible.

Eso también mata al juego, porque se lleva al máximo al protagonista, que sabe que si un día se tapa, se reserva o no va con todo, va a ser señalado. Esa parte de nuestra responsabilidad no la vemos, pero es tan evidente como la de los organismos que rigen el fútbol. Seguirán cayendo jugadores, uno tras otro, habrá unos días de duelo, y luego, a seguir.