Desafiar a la fuerza del Valencia es faltarnos al respeto

“Hay que vaciar Mestalla y que nadie se saque el abono del Valencia”. El concepto es poco menos que un mensaje literal que se lanzó desde varios sitios, y que en otros, aunque fue tan concreto, fue tratado con “amabilidad”. La idea, como tal, es una absoluta estupidez, pero todo el mundo tiene derecho a decir las suyas, incluso yo. Luego viene la realidad con las rebajas y te dice cómo son realmente las cosas.

Y el valencianismo, que es libre por esencia y hace lo que debe y lo que quiere, y jamás recibe órdenes de nadie, ha dado una nueva lección. No sé cuántas van, de hecho he perdido la cuenta, pero hay momentos en los que son más importantes que otras. La campaña de abonos del Valencia le ha dado un sopapo con la mano abierta a toda la teoría de conspiración, y sinceramente, no puedo alegrarme más.

Vamos a estar cerca de los 40.000 abonados, tendremos más que el año pasado, y todo indica que el crecimiento va a seguir en cualquier caso. La fuerza del valencianismo, esa a la que se apela de forma constante pero que luego se olvida cuando llegan este tipo de situaciones.

Podemos estar cabreados, que motivos tenemos más que de sobra, pero eso no quita para que el club esté siempre por encima de todo, que ceder el testigo a las nuevas generaciones siga siendo algo sagrado y que ir a Mestalla sea de los mejores momentos que tenemos al menos cada 15 días… por mucho que luego suframos como perros en cada encuentro. Somos más con el pase, y eso, que se había cuestionado y hasta fomentado que no pasara, es una muy buena noticia para el Valencia. Para el Valencia, para nadie más.