Ración diaria del Nuevo Mestalla: no veo el apoyo social que hace falta para esta obra

Todos los días hay que hablar del Nuevo Mestalla hasta que quede inaugurado, porque ese día cambiará para bien la historia del Valencia

Toni Hernández | 17 NOV. 2016 | 00:06

El Nuevo Mestalla y su inauguración, que las obras queden terminadas, que el Valencia pueda por fin disfrutar de su nuevo estadio, vendiendo el viejo y pudiendo explotar su marca como toca en pleno siglo XXI, lo que aumentaría esos ingresos comerciales que no hay forma de subir y que tanto palo, con cierta razón, hacen caer sobre Peter Draper en especial. Aquí estamos más por la labor de la crítica que a aparcar el coche fuera de la ciudad deportiva que a apoyar de forma unámine el proyecto del campo, porque se mira con recelo que Peter Lim quiera vender las parcelas del actual Mestalla (que manda narices que esto se ponga en cuestión), porque alguno vive de sembrar la duda sobre el futuro de Meriton en el club (cuando la empresa dueña del 83% del capital sólo da pasos hacia adelante para consolidar su presencia en el club), y lo que realmente es importante, porque es el legado de toda una generación, no pasa de ser un tema recurrente cuando la cosa no da para más.

Voy a recordar una historia que quizá algunos no conozcan, y que a lo mejor a muchos no les importe, aunque sería imperdonable. Valencia, 1919. Unos locos fundan un club de fútbol en el Bar Torino, pero se necesita un campo para jugar a eso del "football". Comenzó a hacerlo en Algirós (si, no es solo un trozo del himno, es la historia real). Pero a la instalación le faltaba de todo, así que Gonzalo Medina, directivo, y que se iba a casar ese año, cogió a su novia, le dijo que había que posponer la boda un año, y con 16.000 pesetas pagó que se vallara el campo y tuviera vestuarios. Ese gesto, entre otros muchos, hizo que ahora tengamos este club. No tengo claro que todo el mundo lo entienda, es más, estoy seguro que no, pero sin altura de miras y sin pensar en más allá que el hoy y el ahora, no hay futuro. El Nuevo Mestalla es la clave para una nueva generación, y no se lo podemos negar.