El Valencia juega en Granada, y Lay Hoon estará en el palco

El Valencia juega en Granada, en Los Cármenes, uno de esos partidos que no lo parece pero marca las inercias, las tendencias, y por extensión, el futuro en la competición del equipo, porque en caso de ganar, la sexta plaza la tendrías a 7 puntos, y conseguirías algo muy importante, y es dejar de mirar para abajo, que cuando estás como los chicos de Gary Neville, eso hace que te entre miedo, angustias y el pánico que se palpaba, justificado, en Mestalla el pasado partido contra el Espanyol. Nadie está hablandod e una remontada bestial y acabar la temporada como el cuento de Cenicienta, pero sí al menos no hacerlo pasando las de Caín. Peter Lim lo sabe, y Lay Hoon también.

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La importancia de los puntos va en consonancia siempre a lo que rodea el partido. Aquí cada uno tiene sus costumbres, y todos nuestras rarezas, pero a mi me gusta que Lay Hoon, la presidenta, vaya con el equipo a Granada. Alguno puede pensar que es una tontería, es posible. Quizá otros, con argumentos pragmáticos indiscutibles, digan que no sirve de nada, pero desde mi experiencia en otro lado del fútbol, que el presidente, y hasta la propiedad, esté con el equipo cuando te juegas la vida, siempre es bueno, porque se da sensación de que todo importa y mucho.

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Hablando en términos que quizá puedan gustar más al aficionado, que el jefe esté en el partido, y que el jugador lo sepa, hace que piense. Si, que piense. "Que está en el campo, vamos a correr más, porque como la caguemos y se mosquee, verás". Y se piensa, vaya que si se piensa. Igual que cualquier de nosotros en nuestros trabajos. Si normalmente el que manda no está en el día, cuando aparece, te tensas, quieres dar más de ti mismo, y hablando en lenguaje llano, quedar bien y demostrar lo buen currante que eres. No tiene nada que ver con el fútbol, sino con el género humano, que nadie se engañe.

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Toca ganar en Granada como se hizo hace apenas mes y medio en la Copa, en un partido que el equipo jugó horrible pero venció 0-3, que no sería desde luego un mal plan para el encuentro de hoy. Que es muy importante, porque puede cambiar la inercia, dejar de mirar abajo al menos, y aunque sea con el rabillo, empezar a hacerlo arriba y sonreír, que últimamente se ha hecho poco, y el fútbol no deja de ser un estado de ánimo.