El Valencia llega al último partido de la temporada con objetivos, con un triste objetivo deportivo que podría terminar en drama si por alguna de aquellas se produce una combinación de resultados terrorífica. Atrás han quedado esas campañas en las que el Valencia se jugaba un puesto en la Champions en la última jornada o más lejano en el tiempo todavía, cuando a principios de siglo se llegó al final de la temporada con el título de liga en el zurrón y en plena borrachera de celebraciones.