El Valencia y el “naming right” del Nuevo Mestalla

Una visión intersante sobre cómo se puede amortizar el futuro estadio, con la que además inaguramos la sección de firmas invitadas a esta web

Redactor Jefe | 17 MAR. 2020 | 07:00
Nuevo Mestalla

¿Debe el Valencia seguir la línea de los grandes clubes europeos y beneficiarse del “naming right” con el nuevo campo? Deporte Valenciano te ofrece todas las claves en este artículo. Tal y como adelantábamos recientemente, la fecha para la inauguración del Nuevo Mestalla está cada vez más cerca, y una pregunta empieza a flotar por el ambiente: ¿tendrá el nuevo estadio nombre comercial asociado?

Vamos a analizarlo, pero antes, un poco de historia del “naming right”, que es como se conoce la comercialización del nombre de un recinto deportivo.El “naming right” es una práctica más antigua de lo que se cree. El primer estadio que tuvo un nombre comercial fue el mítico Fenway Park, de los Red Sox de Boston, cuando el propietario del equipo, John I. Taylor, decidió construir un nuevo campo y ponerle el nombre de su compañía inmobiliaria, Fenway Realty Co.

Pero fue a mitad de los años 80 del siglo pasado cuando esta práctica se extendió realmente. Así, en 1985 se construye en Sacramento el ARCO Arena para acoger al equipo de los Kings, recién llegado de Kansas City. Fue la primera franquicia de la NBA en emplear el “naming right”, y el ARCO (acrónimo de Atlantic Richfield Company) el inicio de una oleada de pabellones que llevarían nombres de empresas. A día de hoy, dos tercios de los estadios y pabellones de las cuatro Major Leagues de los EEUU: (NBA, NHL, NFL, NBL) tienen un nombre comercial, algunos casi míticos, como el Staples Center de Los Ángeles, o el American Airlines Arena de Miami.

En Europa este proceso se inició más recientemente, siendo el primer caso importante el del Allianz Arena, campo del Bayern Munich, en 2005, al que pronto siguieron otros, como El Emirates Arena del Arsenal, el Etihad del Manchester City, o el también Allianz Stadium de la Juventus, por ejemplo. Y ya en nuestra liga hay varios ejemplos de este sistema de patrocinio: el Wanda Metropolitano, el Reale Arena, el Estadio de La Cerámica, el Abanca Riazor...muestras de lo que parece una tendencia imparable. Incluso el Real Madrid tiene decidido que su estadio, tras la remodelación, lleve como “apellido” el nombre de una empresa. Y el F.C. Barcelona también prepara un acuerdo de “naming right” para el Camp Nou.

Y ahora, una vez puestos en contexto, vamos a la pregunta que como valencianistas nos afecta. ¿Debe el Nuevo Mestalla seguir la línea que los grandes equipos de Europa están siguiendo? En estos casos, suele haber una minoría, autoproclamada “romántica” que sostiene que no se debe perder el nombre del estadio por dinero. Pero esta mayor es fácil de desmontar, ya que el nombre de Mestalla no necesariamente dejaría de existir, ni mucho menos dejaríamos los aficionados del Valencia de llamarlo así. Y ya que apelamos al romanticismo, ¿no es más romántico desear que nuestro club tenga el mayor potencial económico posible, a efectos de intentar conseguir éxitos deportivos?

En este sentido, conviene recordar las cifras que algunos de los grandes de Europa reciben por este concepto:

-Manchester City: 17 millones de euros anuales.

-Juventus: 10,3 millones de euros anuales.

-Arsenal FC 10 millones de euros anuales.

-Atlético de Madrid: 10 millones.

Probablemente habrá quien piense que, en términos absolutos respecto al presupuesto de un equipo de superélite, estas cantidades no son tan importantes, pero en plena era del fair-play financiero un ingreso de estas magnitudes puede suponer el poder o no acometer un fichaje que dé un salto cualitativo al equipo. Por tanto, la conclusión es que resulta difícilmente asumible renunciar a una fuente de ingresos fija para el club como ésta. Eso sin contar con otras derivadas, como el que todos los grandes equipos están adoptando este formato, y el quedarse fuera de esta tendencia podría proyectar una imagen poco potente del club.

Y tú, amigo valencianista, ¿qué opinas?

Óscar Soto Valle