A Peter Lim se le piden fichajes, que gaste dinero, ¿y algo más o sólo eso?

Peter Lim, vuelvo a recordar una vez más, dueño del Valencia porque asó lo quisieron muchos valencianos y valencianistas, ha autorizado/avalado/permitido fichajes por valor de 122 millones de euros desde que manda en el club. Ni estoy de acuerdo con todos, ni tampoco con su precio, pero ese es otro debate que también habrá que tratar, otra vez, más adelante. Había un entrenador, Nuno, que no valía (el año pasado un poco más), fuera. Quizá el que vino no era el nombre que se esperaba, quizá si el hombre, el tiempo lo dirá. No había director deportivo y su figura era indispensable (discrepo, y mucho), y ahora está García Pitarch, que viene recomendado, aunque nadie lo confirma, por alguien del pasado rancio. Y yo ahora soy Peter Lim, mirando Singapur desde la ventana de mi despacho, y parafraseando a Phil Neville me preguntaría, “I ara que tinc que fer?”.

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Y la respuesta es complicada, más de lo que parece, y lo argumento. Lo que todo el mundo espera, porque así se vendió esta historia (ya sabrán los que lo hicieron porqué), es que Lim tire de chequera, empiece a poner ceros como si no hubiera mañana y no costara, y aquí vengan los jugadores más importantes del mundo con los ojos cerrados. Y eso, siento comunicarlo, no funciona así. Pensemos una cosa: Madrid y Barcelona, que son lo que son, y mal no pagan, no se llevan siempre al jugador que quieren. A partir de ahí, la explicación cae por sí sola.

En verano hubo errores que no se pueden permitir, y especialmente, que no se deben repetir. Peter Lim, y eso más que pedirlo, hay que exigirlo, debe definir, o encargar que lo haga alguien, cual es la política deportiva del Valencia, quién la marca, y desde ese punto, cómo hay que cumplirla a rajatabla. ¿Debe existir la figura del manager general? Adelante. ¿Debe ser un director deportivo trabajando con el entrenador? Adelante también. Pero una fórmula, un sistema. Porque un club como este, no puede cambiar 3 veces en lago más de un año de rumbo deportivo. Debe mandar alguien, y mandar mucho, y tener la confianza del que más manda. Sólo así se puede avanzar.

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Y llega también un punto en que todos tenemos nuestra responsabilidad, y hablo del entorno. Aquí las presiones van que vuelan, las exigencias nivel Madrid-Barça lo mismo, y partiendo de una filosofías de pies en la tierra y cabeza sobre los hombros, tenemos que ser conscientes que los proyectos como este nunca son a corto plazo (aunque pueda haber éxitos inmediatos), que consolidar las bases (justo lo que se ha hecho de momento) es más importante que jugar un año la Champions por mucho que duela (al bolsillo incluido) no hacerlo. Y para eso, en el Valencia hay que tener calma y un plan, el entorno (los medios, vamos) debe estar tranquilo e informado de los planes para algo sencillo: llegar al último eslabón de esta cadena, el aficionado, que es para quien todos trabajamos, y al que más se falta al respeto siempre con todo.