Que el Valencia cambie su destino no puede ser malo

El Valencia va a cambiar por completo su historia y su destino con la firma del acuerdo con Goldman Sachs la semana que viene. Son 550 millones de euros a 28 años, con el 5,5% de interés anual, y con la seguridad de terminar el Nuevo Mestalla, que será la máquina económica de la entidad y quien pague ese préstamos, con todo lo que conlleva, en las próximas décadas. Y eso, por más que queramos insistir en lo contrario, es una buena noticia.

"Nos va a arruinar", se oye desde ciertos sectores. Y lo que yo le digo a esos sectores, sin ganas de pelearme con nadie, es que si no hacemos nada, especialmente acabar el estadio, sí estamos muertos. Como lo estábamos en 2014, con Bankia sin querer que hiciéramos concurso de acreedores, lo que debía pasado, sin poder generar más recursos y con la necesidad impepinable de que un inversor se hiciera cargo de la entidad para muchas cosas.

Que Lim no ha sido lo que se pensaba es obvio, que prefiero un Valencia que genere sus propios recursos, lo mismo. Y de esta forma se reorganiza la deuda, que es esencial, y se acaba el estadio, igual de esencial. ¿Y después una venta? Yo no tendría prisa por ver esto, sinceramente, porque aunque está claro que será el siguiente paso, eso no quiere decir que se vaya a producir en el corto plazo, algo que algunos llevando ya tiempo diciendo.