Cosas que no están gustando en Valencia, y da mucho miedo

"Kiat Lim tiene contacto con el Valencia casi a diario por videoconferencia", decía Las Provincias esta semana, y vaya, la frase ha sentado hasta mal, porque es como si esto no fuera lo que toca, o si el hecho contrario, que ha pasado durante mucho tiempo, no debiera suponer que nos pusiéramos todos en pie de guerra y le dijéramos de todo a la propiedad. Hace mucho que tengo la teoría, y sé que no soy el único, que hay mucha gente por estos lares con el síndrome de Estocolmo.

Porque viven mejor que con un Valencia en ruinas y con Meriton haciendo que el peor enemigo parezca lo mejor que nos puede pasar. Porque el día que se vayan, o en el que vuelvan a convertir al Valencia en un club de fútbol como Dios manda, se quedan vacíos, sin argumentos, sin nada que los pueda hacer visibles en esa lucha que parece sólo suya como si los demás estuviéramos tan ricamente viendo cómo está nuestro club desde hacer años.

Si criticamos lo que está mal, porque así debe ser, como poco hay que decir, sin más, lo que no lo está, y eso ya se nos hace bola, porque no conviene, porque no interesa, porque no pueden cambiarlo todo y que no podemos ponerlos a parir... Con lo que queda claro, por enésima vez, que el Valencia es sólo un medio para conseguir un fin que, eso sí, pasado el tiempo, tampoco es que me quede especialmente claro viendo a unos y a otros.