Ser del Valencia para hablar del Valencia: no es imprescindible, pero…

Para poder hablar del Valencia no es necesario ser del Valencia... ¿o si? Es algo a lo que le he dado muchas vueltas a lo largo de mi vida profesional, y a lo que no consigo darle una respuesta, porque supongo que no será sencillo tampoco. Pero hay cosas que son evidentes, que se pueden disimular con más o menos gracia, pero si no eres, que no tienes obligación, eso se acaba notando, y cuando las cosas no van bien, mucho más aún.

Porque una cosa es ser crítico con todo, incliuso llevando las cosas al extremo, como pasa en este entorno, y otro cuando se nota ese aroma de odio porque no son los tuyos. O más que odio, que quizá no es la palabra siniestra alegría cuando las cosas le van de culo al vecino. Y digo al vecino porque cuando periodistas del Levante hablan del Valencia, se nota. Y cuando es al revés también, pero con una diferencia notable en ambos casos.

Yo no me alegro de las desgracias del prójimo, en general de las de nadie, y aunque tampoco me pongo eufórico con sus alegrías, pues hombre, las prefiero a las de otros. Por amistades, cercanías o por lo que sea, pero es así. Al revés no es que no sea de esa manera, es que se ven cosas que dan entre asco y pena, y que si saliera de petiodistas del Valencia supondría algo muy grave que armaría un revuelo más que considerable. Porque nunca es el qué, sino el quién...