La recuperación del derbi de Valencia
Vuelve un buen partido tres años más tarde, y la verdad, prefiero el pique con el vecino a la lejanía de cualquier otro rival

Chotos y granotas diciéndose de todo a cuenta del derbi de la ciudad de Valencia. Lo he dicho siempre y lo repito ajora que los vecinos están de vuelta: prefiero esto mil veces a rivalidades lejanas y que no tienen alma ni corazón. Porque esto, dentro de un orden y sin el cartel del "vale todo", es la salsa del fútbol, lo que hace que sea un deporte de masas, lo que le da vida. Y si lo podemos disfrutar en nuestra ciudad, muchísimo mejor.
El sábado pasado, casualidades de la vida, comía con Pablo Sánchez, el presidente del Levante, amigo y compañero de falla. Además de hablar de cómo estaba el cuerpo antes de un partido como el que tenían en Burgos, lo que le decía, y en eso pensábamos igual, era que para que tener que jugar contra otros equipos, un derbi era lo mejor que le podía pasar a las dos instituciones y a la propia ciudad de Valencia. Por supuesto que si.
Y aunque le di la enhorabuena, sincera, el domingo por la tarde, le dejé claro que ahora quería ganar los dos partidos por 6-0 y que, como siempre, quedaríamos por delante de ellos en la tabla. Que lo dije en serio, por supuesto, pero más allá del pique, sano este a más no poder, hemos estado tres años sin poder decirnos nada los unos a los otros, y el fútbol ha querido que vuielva a suceder de nuevo. Y eso es bueno para todos, que nadie se me enfade.