El Valencia, de aquí, de por dentro
Ponemos muy poco en valor a la gente de aquí, como si fueran en una especie de lote, y eso no tiene ningún sentido
Empatizamos poco, o nada, con el Valencia de aquí. Nos encelamos con el local management, que nos viene muy bien para volcar nuestras frustración de muchas cosas e insultar a alguien que tenemos a mano, y nos limitamos a decir que el Valencia siempre lo hace todo mal, que es un desastre, y que cualquiera lo haría mejor.
Y no, esto no es una opinión, es un hecho que se cada poco menos que cada día, que es palpable, y que mucho me temo que no tiene vuelta atrás por muchos motivos. Porque incluso parece que nos cuesta el hecho de decir, “oye, mira qué bien han hecho esto, o lo otro”, porque eso sería como hacer una concesión al enemigo, o algo así, y claro, tal cosa no puede suceder.
Pero cuando tienes un poco más de relación con la gente que está en el día de muchas cosas, de muchas, y hablas con ellos, o compartes algún tipo de proyecto, mayor o menos, con ellos, ves claro que llevan el Valencia dentro, que lo sienten, que lo viven, que lo tienen presente en sus vidas por encima de muchas cosas, y de muchas cuestiones personales.
Porque olvidamos demasiadas veces que esa gente que trabaja dentro es tan valencianista como nosotros, y que encima ese es su pan, que es una variable que no se contempla casi nunca, porque aquí lo fácil siempre es traficar con la dignidad de los demás, que esa no nos da de comer a nosotros.
No voy a lavarle la cara a nadie, porque todos somos mayores, aunque por muchos de esos que forman el Valencia por dentro lo haría con gusto, porque los conozco, porque son amigos, y porque sé lo que hacen, simplemente porque lo he preguntado, sin más. Pero la guerra contra Peter Lim, que en esta historia no tiene nada que ver, siempre estará por delante de todo lo demás. Una pena.