Ser el Valencia del cuchillo en la boca, no hay más
Si algo hicimos bien el curso pasado fue ser nosotros mismos, sin miedos, sin complejos y con mucha intensidad, y eso no puede cambiar

El Valencia tiene que ir a cada partido con el cuchillo en la boca, o no tenemos nada que hacer. El fútbol, a veces, es mucho más sencillo de lo que parece, y si algo hicimos bien el curso pasado fue leer muy bien quiénes éramos, qué podíamos hacer y, sobre todo, qué no. Y nadie podrá decir que el rendimiento, en base al nivel, no fue extraordinario durante todo el campeonato, por mucho que al final no nos alcanzara para Europa, que era lo normal.
Contra el Barcelona, la primera parte, vimos ese mismo estilo: despliegue físico, presión alta, ideas muy claras, apretando donde tocaba, defendiendo bien y buscando hacer daño corriendo, que es como mejor lo sabemos hacer, aunque no tengamos extremos. En partido medio después de aquello, no lo hemos vuelto a ver, y eso ha dado como resultado el cero en el casillero, y sobre todo, la sensación de equipo débil, algo que no es así.
Baraja tiene que tocar la tecla, seguro, y los jugadores ayudar a que eso pase. Quitarse miedos de encima y soltarse, porque como nos agarrotemos, como se nos coma la presión o se nos instale el miedo, todo lo que acabamos de decir ya no va a valer para nada, porque cuando eso pasa, se acabó. Ser el Valencia 23/24, con sus defectos y sus virtudes, y no salirse de ese camino lo más mínimo, porque esa es la única forma de no pasar apuros.