Que cada valencianista haga lo que le dé la gana, ¿o tampoco?

Señalar a quien no piense igual que yo en el entorno del Valencia, o ser igual o peor que Peter Lim. Así es esta historia por más que nadie se pueda cabrear, porque cuando uno es intolerante, no puede esconderse detrás de ninguna bandera ni pancarta. Y si no se comprende que el valencianismo cada uno lo siente a su forma, que no tiene que ser la del vecino, entonces se comete el pecado mortal de no ver que la pluralidad es lo que nos ha hecho grandes de verdad.

Esta historia, además, empieza a ser vieja y rancia, porqie son varios años en los que se toman medidas sociales populares, que me parecen perfectas, pero se acusa a quien no las secunda de una serie de estupideces y barbaridades que no tienen sentido, y que constituyen una falta de respeto intolareable, lo haga quien lo haga. Y por lo que empiezo a ver, aunque era fácil de intuir, en esta ocasión nada va a ser distinto, porque los principios son los mismos.

No, el valencianismo no es eso, y los que señalan, que son siempre los mismo, deberían pensar en que ese puede ser uno de los motivos por el que no hay forma de conseguir un consenso, porque se obliga a la gente a ir por un camino, guste o no, y claro, eso siempre va a generaer rechazo. Que cada uno haga lo que le dé la gana desde su amor por el Valencia, y que nadie se arrogue el derecho a decidir quiénes son los buenos y quiénes los malos, faltaría.