Un equipo de fútbol llamado Valencia

El gran objetivo de Rubén Baraja era hacer del Valencia un equipo, con todas las letras. Gente comprometida al máximo, que lo diera todo jugando o sin jugar, que no bajara los brazos, que supiera dónde estaba y que entendiera el peso de la camiseta que se lleva puesta. Han pasado 14 meses desde que accedió al cargo, y ese, como muchos otros, ha sido alcanzado, y más que de sobra. La última prueba es la cena que tuvieron, todos, el pasado jueves, para hacer equipo, para hacer piña, para seguir generando buen rollo.

He tenido la suerte de vivir equipos por dentro, y además de tener claro que es otro mundo muy distinto al que nadie pueda imaginar, cuando se dan estas cosas, es que dentro hay un gran ambiente. Y eso, el estado de ánimo, suele ser el primer aliado a la hora de conseguir grandes cosas. No te lo asegura, porque esto está muy lejos de ser una ciencia exacta, pero sin duda te lo pone más fácil, porque has de pelear contra menos cosas, y eso siempre se agradece, y mucho más el que tenga el papel de entrenador de esa plantilla.

La foto, que se hizo viral el lunes, aunque un tanto solapada por los vaivenes de la actualidad del club, es una buena noticia, es una alegría, es esperanza de la buena para el lunes y el resto de Liga. Y sobre todo, si Lim lo permite, para el futuro. Porque con la base de ese grupo y dando saltos de calidad en zonas muy concretas del campo, sabemos que vamos a ser mejores, sin lugar a ninguna duda. Aunque eso ya vendrá y mucho me temo que hablaremos mucho de ello, pero dudo que sea para bien, dicho sea de paso.