Otro fin de semana sin fútbol en Valencia

El segundo fin de semana sin fútbol consecutivo en Valencia, porque el caprichoso calendario ha hecho que juguemos en lunes después del parón de selecciones. Confieso que para la siguiente vez voy a apagar el móvil, a no leer ni escuchar nada y a olvidarme de todo al menos por unos días.

Cuando jugamos, al menos en los últimos tiempos, tampoco es que sirve para gran cosa, pero es que cuando no lo hacemos todo se convierte en una guerra pervertida de intereses, donde queda muy claro que el club y lo que le pase es lo de menos. Y que el fútbol, por supuesto, es lo menos importante de todo, de largo. No entiendo qué nos pasa, no me entra en la cabeza, y cada día que pasa, un poco menos.

¿Nos hemos parado a preguntarnos qué demonios queremos del Valencia? Y me da igual que sea fin de semana con fútbol o sin él. ¿Qué buscamos, qué pretendemos? Porque igual, antes de seguir con esta huida permanente hacia no sé muy dónde, tendríamos que dejar claro si realmente queremos ir a ese sitio o no.

Que si al final es que sí, pues oye, no lo entenderé, pero adelante, que cuando la mayoría decide una cosa hay que aceptarla. Y confirme pasan estas cosas, más me refugio en el juego, en que ganar es mi felicidad y que mi equipo anda bien el único consuelo.

Porque fuera no hay más, no tiene recorrido, no va a ninguna parte. Así al menos lo veo yo, que insisto, no quiero convencer a nadie de nada, como tampoco consentiré que nadie intente convencerme a mí. Otro fin de semana sin fútbol se viene sobre nosotros, y la misma sensación de sopor nos invada a algunos, por desgracia.