No todo puede valer en el entorno del Valencia

En el entorno del Valencia se está llegando a desear la muerte a gente, y eso no se puede consentir, porque ya se pasa cualquier límite que pueda ser medianamente aceptable. Se me dirá que es una minoría, sólo faltaba, pero es que nos hemos tomado todos una especie de barra libre que, en manos de descerebrados, se convierte en un problema muy grave.

El tono del lenguaje se ha disparado de forma incontenible, y ya sólo por pare de aficionados, sino también en la opinión pública, donde el insulto está a la orden del día, y eso no nos lo podemos permitir. Sé que nadie va a hacer el más mínimo caso de estas reflexiones, porque desandar ese camino en este momento es poco menos que una quimera, pero es una ruta sin retorno, se está larvando un odio que luego saldrá a la superficie, y como ocurrió con el proceso de venta, cuando todo eso aparece, una hay bastante sangre.

Podemos y debemos ser críticos, y exigentes, pero eso no nos da carta blanca para todo lo demás, porque entonces se entra en un terreno que no tiene nada que ver y perdemos las formas, y hasta la razón en muchos casos. No podemos ser ultras sin control, porque eso no es bueno, nunca ha sido bueno, y quien vea en la jungla en el entorno perfecto para poder vivir, es que igual no tendría que estar aquí y sí en medio de ella, pero con animales de verdad a su alrededor.

Si pasamos determinados límites, que se están traspasando de una forma continuada, estamos pegándonos tiros en el pie sin que nadie nos obligue, y eso no tiene perdón de Dios. No veo yo a nuestros abuelos o nuestros padres tomar esas actitudes para lograr que el Valencia haya cumplido 104 años, pero supongo que ese tipo de cosas tampoco se pueden decir en los tiempos que corren.