Me da vergüenza pedírtelo otra vez, Mestalla, pero el Valencia te necesita

Siento vergüenza de volver a pedir a Mestalla que sea el alma del Valencia. Porque no sé cuántas veces lo habré hecho en vida, y más aún este año, el de su Centenario, donde no hemos tenido ni el detalle de pintarlo, y hemos fiado a él nuestras opciones de salvar una categoría que no podemos perder. Esta semana pasaba por la puerta, esas casualidades que te hacen ir de forma inesperada, y pensaba muchas cosas, pero muchas.

Fue el viernes, después del partido contra el Mallorca, y sentía un dolor de estomago horrible sólo de pensar en que nos vamos a encomendar otra vez a ti, para que nos saques otra vez de un lío muy gordo en el que estamos metidos hace meses. Y ahí estabas, con su silencio señorial, con esa compostura que recuerdo toda mi vida, desde que tengo uso de razón.

Estabas en silencio, como guardando fuerzas para lo que viene, que es el partido más importante de la historia del Valencia en muchos años, y lo jugamos en casa, lo jugamos en Mestalla. Tú no vas a fallar, porque jamás lo ha hecho, y ahora te pido fuerzas para que no lo hagamos los de la grada, que estoy seguro que tampoco lo haremos, y los del césped, que quizá no son los mejores que hemos tenido, pero que son los que se van a poner la camiseta.

Si todos estamos a tu nivel, no tengo ninguna de cómo acabará el partido, de cómo acabará este maldito año que no te mereces de ninguna de las maneras. Te prometería que jamás te lo volveré a pedir, pero sería mentira, y lo sabemos los dos. Pero es que es inevitable acudir siempre al referente con el que sabes que siempre puedes contar. Pase lo que pase, gracias por estar siempre ahí, querido Mestalla.