Los goles del Valencia y las piernas en las segundas partes

Que el Valencia marque goles, y que aguanten las piernas las segundas partes. Y si a eso le añadimos el dejar la portería a cero, una costumbre que hemos perdido, la fórmula ya empezaría a ser buena. Al equipo le pasan una serie de cosas, que Baraja y cuerpo técnico conocen a la perfección, y que parten de un punto mental que luego se traslada a todo lo demás. “Cuando entras en pánico es todo en cascada, no lo puedes controlar”, decía el Pipo en su presentación, y sin duda tiene razón.

No saber cerrar los partidos cuando vas ganando, no ser capaz de ir a la misma intensidad en los segundos tiempos cuando no es un problema físico, acabar encajando los goles que quitan los puntos. El Valencia, por juego global y ocasiones, tampoco merece llevar las derrotas que acumula, y tendría que lucir más puntos en su casillero, pero como también dijo Rubén, esto no va de merecer nada, sino de ganártelo. 

El caudal ofensivo es bueno, ya lo vimos contra el Athletic, o incluso en otros encuentros como el del Valladolid, pero si no machacas, te entran los miedos. Y hasta cuando lo haces, ante los rojiblancos, no eres capaz de terminar la faena. Y eso afecta arriba, y cuando eso pasa, colapsan las piernas, y en ese momento viene todo lo demás. Necesitamos, ya no ganar un partido, que sin duda también, hacer uno completo, redondo, en el que el equipo sea protagonista y domine las distintas fases del juego, aunque haya momentos que el rival también aprieta.

Las ideas están claras, se tiene que trabajar mucho, y pedir que tengamos un punto de fortuna, que aunque se han hecho mucha cosas mal este año, ha habido veces que el castigo ha sido excesivo para los merecimientos del equipo. Goles y piernas, y un mucho de corazón, que esto también va a ser necesario.