Más guerras en el Valencia, ya está bien

En el Valencia va a haber una guerra de proporciones que no hemos visto nunca. No hablo de bandos, no hablo de grupos, no hablo de nadie y hablo de todos. Cuando uno ya tiene cierta edad, estas cosas las ve a distancia, porque aunque se piense que son nuevas o que Meriton ha inventado algo en el entorno de esta santa casa, lo cierto es todo es más viejo que andar.

El objetivo inicial de todos será echar a Peter Lim, como si eso fuera de montar una protesta en la calle y a correr, pero acabará, como toda la vida, en un mar de intereses en el que todos nos acabemos perdiendo. Será el conmigo o contra mí elevado a la máxima potencia, porque no sabemos hacer las cosas de otro modo, y bajo el amparo de una utopía que se repite muchas veces por si eso la acaba convirtiendo en realidad, todo valdrá. Y eso ya sabemos que es muy peligroso.

Hace años habría ido a esa guerra, pero no como convicción, sino como una especie de obligación, como cuando hace varios siglos, un rey decidía invadir otras tierras, hacía levas, y el panadero o el granjero tenían que coger las armas. No era su guerra, pero había que librarla.

Ahora no, ya no. Porque sé que no conduce a nada, que no vamos a ganar nada, y porque lo único que me preocupa ahora mismo es el equipo, que manda señales muy delicadas, lo mismo que el entrenador, y que necesita que andemos cerca de él, siempre. No voy a hablar de Gattuso, porque seguramente se equivocó metiéndose en un jardín que no tocaba. Pero igualmente es cierto que sus palabras se han elevado a un extremo que no tiene nada que ver con lo que él estaba diciendo.