Toni Lato, orgullo de capitán del Valencia

Toni Lato debería ser un jugador que siempre estuviera en el Valencia. Lo he dicho muchas veces y lo repito de nuevo, no soy imparcial porque no me da la gana, porque lo conozco desde que nació y lo he tenido en mis brazos siendo un bebé, y porque lo quiero muchísimo, a él y a su familia. Y además, da siempre motivos para estar orgulloso de lo que hace y de cómo lo hace.

Toni es ese perfil de jugador que lo tiene todo para ser enorme, pero que luego tiene una serie de puntos de mala suerte, por una serie de cuestiones, que se lo ponen todo siempre más complicado. Tener por delante a ti a uno de los mejores laterales zurdos del mundo, que encima es regular, que lo juega casi todo y que está en el mejor momento de su carrera, no es nada fácil.

Y con todo y con eso, siempre el primero en llegar y el último en irse, y siempre teniendo que salir a jugar cuando las cosas están mal o se está en contexto negativo. Y nunca una mala cara, jamás un queja, todo lo contrario. En al semana del cierre del mercado se le colocó en el Getafe, y había quien estaba a favor, sólo por el hecho de seguir negándole el pan y la sal. Pero a veces el fútbol tiene ciertos puntos de justicia poética, y el domingo en Mestalla se vio uno de ellos. Toni fue titular, capitán de su equipo, y marcó un golazo de los que abriría informativos si lo hubiera hecho otro jugador de ciertos equipos que todos sabemos.

Fue sustituido y el campo se puso en pie para despedirlo. Me emocioné, como muchos miles, porque Toni somos cualquiera de nosotros, es el sueño que siempre hemos perseguido, y que lo estamos viendo hacerse realidad. Durante todo el verano le he dicho muchas veces que iba a jugar, que iba a ser importante, y aunque esto sólo ha hecho que empezar va por el buen camino. Como el equipo. Un orgullo de valencianista y de capitán. Y de amigo.