Señor Peter Lim, ¿al final se viene a Sevilla para el Valencia - Betis?

Y qué, Peter Lim, ¿te vienes a Sevilla para la final de Copa del Valencia o tampoco? Nada se sabe, al menos de forma pública, sobre si el máximo accionista del club estará el sábado en La Cartuja para ver a su equipo jugar nada menos que una final de la Copa del Rey. Como yo entiendo esto no me lo explico, pero está claro, hace ya mucho tiempo, que lo que nosotros tenemos en la cabeza como concepto del Valencia, y lo que tiene Lim, son dos cosas completamente distintas. Dije ya hace unos días que vería bien que acudir, es más, diría que es hasta su obligación, aunque antes le hubiera tocado pasar por Mestalla y oírse lo que se tuviera que oír, que cuando llegó aquí, poco menos que bajo palio, no vi a nadie de su entorno quejarse por ello.

Cuando se dice que Meriton ha reventado todos los puentes que había entre ellos y el valencianismo, entre otras muchas cosas, el personal se refiere a esto. Me he dedicado a analizar el grado de conexión que puede haber entre otros dueños de clubes, tan importantes como el Valencia, y sus propietarios, y es obvio que no hay ninguno con un nivel de desafección tan grande como Lim. Y en todas partes cuecen habas, que esto es fútbol y aquí el personal se queja de todo cuando no gana, así que eso no es una excusa, sino simplemente una circunstancia más de las muchas que concurren en el m mundo del fútbol profesional. 

Entiendo que si viene lo sabremos, porque el club lo hará público, y como ya sucedió en 2019, podemos verle por la grada, en algún palco imagino. Que no haya acudido antes a Mestalla no me gusta, pero que ni viniera a una final donde su club puede ser campeón, ya no sabría dónde encajarlo, porque se me escapa, pero mucho además. Veremos qué pasa estos días, pero aunque no hacerlo sería marciano, que Lim apareciera en La Cartuja sería una de las noticias de la semana. Ahora mismo, si tuviera que apostar, lo haría en contra. Pero vaya, venga o no, servidor piensa disfrutar de esto a tope, sin perder un solo segundo en amargarme por nada. Ni por nadie.