Ser del Valencia es otro rollo, siempre lo ha sido

Ser del Valencia es otro rollo completamente distinto, no tiene comparación. No quiero decir que seamos mejores que nadie, porque al final, cada uno valora (o debería) lo suyo por encima de lo de los demás, pero está claro que esta afición, este entorno, ha demostrado tantas veces que es otra cosa, que no podemos negarle la mayor. Aunque seamos juez y parte, tampoco vamos a obviar ese detalle. Lo que estamos viviendo desde el verano de 2019 no es ni medio normal, y me gustaría ver a muchos clubes con ese mismo contexto, para ver las reacciones de todo.

Y aquí estoy hablando del valencianismo, del valencianista, y saco fuera por completo de la ecuación a todos los medios de comunicación, que al final jugamos un papel muy partidista, con intereses de uno u otro sentido, y que muchas veces los hacen primar por encima de los del club. Tampoco tienen obligación de hacerlo, pero si luego quieres apelar al sentimiento, lo que no puedes es usarlos ratos sí, a ratos no, porque se ponen en evidencia muchas carencias, muchos cartones. Hemos sufrido mucho, con situaciones que escapan al fútbol, que aquí hemos bajado a Segunda División y hemos seguido respirando.

El club dio un giro, para mal, de 180 grados cuando parecía que quería volver a estar entre los mejores de España y de Europa, y nos dejó a todos KO. Luego vino la pandemia, para nosotros como para todos, y cuando la normalidad se fue haciendo cotidiana, nosotros demostramos que estamos muy por encima de muchas cosas. La Copa nos ha hecho más visibles, qué duda cabe, pero el valencianismo ha demostrado, quitando la razón a mucho ignorante y mucho internado en que las cosas fueran de determinada manera, que su amor incondicional al Valencia es eso, absolutamente incondicional. Ser de este equipo es otro rollo, completamente diferente, y lo demostramos siempre.