2021, un año distinto para el Valencia (a 2020 al menos)

2021 ha sido un año muy distinto en el Valencia, al menos respecto a 2020. El pasado fue uno de los peores que recuerdo por muchas cosas, sin apenas momentos para sonreír, con el miedo y la angustia en el cuerpo, además de la impotencia que generó el hecho de ver cómo volaba por los aires un portento deportivo. Por mucho que sin Europa no se pudiera pagar, que para todo hay un término medio. Estos 12 meses, sin ser excepcionales ni mucho menos, han sido testigos de la formación de un proyecto con gente joven y de la casa (a la que hay que renovar), y que haya una seriedad deportiva que parecía haberse perdido en los últimos tiempos.

Los resultados no tienen nada que ver, y aunque aún nos queda un mundo para estar al nivel que queremos y que necesitamos (por todo), no podemos decir que no hayamos mejorado una mejora, que tampoco era muy complicada, dicho sea de paso. A nivel social parece que estamos unidos, o lo estamos más que antes. Al menos tenemos un claro enemigo común, Peter Lim, y aunque eso siempre genera una fuerza poderosa, convendría también centrarse en la alternativa, que es algo que no estamos trabajando nada y que debería ir en paralelo.

Si Meriton no nos engaña, a nosotros, a la Liga y a la Generalitat, el Nuevo Mestalla comenzará a moverse de nuevo en septiembre del 22, con el dinero recibido ahora en el 21. A partir del 1 de enero empieza una etapa en la que se deben tomar muchas decisiones, y tienen que salir todas bien. Ojalá, dentro d aun exactamente un año, esté diciendo que 2022 fue muchísimo mejor que el 21. Lo necesitamos todos, y el Valencia, en este caso, el que más de largo. De muy largo.