El derbi de Valencia para la generación del 74
Para la gente de mi edad, la rivalidad con los vecinos no es tal, no es lo mismo que contra otros equipos, y lo vemos de forma muy distinta
El Levante - Valencia, para la generación del 74, es algo “nuevo”. Y digo esto porque si tienes 47 años, este partido no lo has podido ver en Primera hasta hace menos de 20, más tarde incluso que los primeros Villarreal - Valencia, y es muy posible que nos falte la costumbre. Y que sigamos viendo al equipo granota con los ojos de quien ve a alguien, con todos los respetos, mucho más pequeño que nosotros. Y eso deriva en una falta de beligerancia deportiva y rivalidad como la que pueda haber en Madrid, Barcelona o Sevilla.
Los que tienen 10-15 años menos que yo están acostumbrados a que en el Cap i Casal haya un derbi de Primera, y me parece muy bien, porque prefiero jugar contra ellos que frente a equipos de otras ciudades de España, cuyos campos es posible que no pisemos jamás a no ser que nos estemos jugando algo muy gordo en un día muy señalado. Y todo esto que cuento deriva en que los quiero ver siempre en la máxima categoría del fútbol español, y que me sigue rechinando ese odio exacerbado que nos tienen a los valencianistas.
El crecimiento del Levante a nivel social es innegable. Tanto como que no nos hacen ni sombra en un momento oscuro de nuestra historia. No es menosprecio, es simple análisis de la realidad. Un ejemplo: el valencianismo movilizó casi a tanta gente para manifestarse contra Lim como abonados tienen los del Ciutat este año. Es un dato claro, repito, que para nada es o intenta ser negativo. No veo al Levante como un rival, y tampoco como un club hermano. Es un equipo que no me cae mal, que me gusta jugar contra ellos, y sobre todo ganarles, pero que en caso de derrota tampoco me genera ningún trauma.
La generación del 74 somos así, porque es lo que hemos vivido, porque nos hemos criado así. Los más jóvenes tenéis otra visión de las cosas, igual que la tuvo mi padre, que vio el derbi en los 60, de hecho se sacó el pase de los dos equipos (el mejor plan de un domingo por aquella época), y apenas si pudo disfrutar 3-4 en el siglo XXI. Generar rivalidades ficticias, por más locales que sean, tampoco tiene sentido, en definitiva.