La democratización del Valencia y los deseos utópicos

Podemos querer regresar al pasado, que tampoco era idílico por más que nos empeñemos, pero eso no es posible

Toni Hernández | 10 ENE. 2024 | 00:05
Mestalla

El Valencia nunca estará democratizado. Al menos mientras siga siendo una Sociedad Anónima Deportiva, que maldita la hora. Pero es que eso de un club democratizado siempre ha sido una verdad a medias, porque votar, votaban los socios compromisarios, que no éramos todos, ni mucho menos. Pero más allá de cuestiones técnicas, que siempre están sujetas a interpretaciones, el actual estado de las cosas, que data de hace más de 30 años, hace imposible una reversión, por más que nos queramos empeñar.

El estado puede intervenir, que miedo me da, ya que gracias a él existen hoy en día las SAD, pero sólo de una forma parcial, y tratando de salvaguardar unos derechos mínimos que, por supuesto, tienen que estar respaldados por ley. Que luego vendrá la segunda parte, la aplicación de la misma, quién debe hacer y qué es bueno o malo según cada uno de nosotros. Se quiere mirar a los del consejero independiente como la tabla de salvación de no sé muy bien qué, y yo, al menos ahora mismo, sólo le veo problemas.

Y el primero y más evidente es quién debe serlo, las razones, y desde luego, quién y cómo se elige. Porque la ley tampoco nos la podemos saltar, y una sociedad anónima, aunque sea deportiva, lo que no tengo claro es que el voto pueda ser popular y no sujeto a las acciones, que son lo que manda. No entro en cuestiones técnicas, porque no tengo los conocimientos ni tampoco estamos en esa fase, al menos ahora, pero lo que sí que es claro, para quien lo quiera ver, es que el concepto “democratizar” está a años de luz de cualquier cuestión real que podamos alcanzar, y que la “salvación” del Valencia pasa por que alguien compre a Lim, y por supuesto, ese “alguien”, luego pondrá también sus normas.