A mí que me dejen creer en el Valencia, que es mi equipo

El día que deje de creer en el Valencia, en mi equipo, sean quienes sean los jugadores, el dueño, el presidente, el entrenador, el director deportivo o los jugadores, justo ese día, esto me habrá dejado de importar. Así de claro y así de duro, o así de simple, porque creo que le damos muchas veces demasiadas vueltas a las cosas, cuando todo es mucho más sencillo. 

El Valencia es mi equipo, los que se ponen su camiseta mis jugadores, y son ellos, y nadie más, los que deben ganar los partidos que nos lleven donde todos queremos ir. ¿Que podrían ser mejores? Pues claro, siempre, hasta cuando hemos tenido equipazos de escándalo, pero eso no tiene nada que ver, porque la fe y la militancia no entiende de esas cosas, por más que algunos se empeñen en ello. Los que salen a jugar ahora, como antes fueron otros y mañana los que sean, son mis jugadores, son como de mi familia, y por ellos se va a muerte.

Porque cuando se pone alguien ese escudo en el pecho, lo hace por todos nosotros, y eso es algo que debemos comprender por encima de filias y fobias. Aquí nadie viene a hacerlo mal o pasearse, aunque luego puedan pasar cosas, que eso ya sabemos cómo va. Yo sólo pido que me dejen ser del Valencia, que me dejen creer en mi gente, que son mis jugadores, que es mi entrenador. Y no, no tienen nombre, simplemente son los míos, y eso no entiende de nada más que sentido de pertenencia.

Hay que respetar, porque si no es imposible ser respetado, y cuando hablamos de eso con respecto a iguales, que todos los valencianistas lo somos y nadie está por encima de nadie, esa frase toma mucho más vuelo, pero mucho más. Yo voy con esta gente al fin del mundo, luego veremos lo que hay allí, pero eso no lo he negociado nunca y no lo pienso hacer ahora.