El Valencia deportivo, lo más importante más que nunca

Lo que más me importa del Valencia es que gane el partido que tiene que jugar. Sí, parece que estoy trasnochado para los tiempos que nos ha tocado vivir, pero es que llevo pesando de este modo desde que tengo uso de razón, y conforme me hago mayor, aunque ya diría que más bien viejo, cambiar lo que ha sido siempre de una forma es una tarea poco menos que imposible. No soy ajeno a todo lo que pasa en el club, que tengo ojos en la cara y sentimiento en todos los sentidos, pero hace mucho que aprendí una seria de cosas que me permiten vivir la vida con un poco más de calma, que es muy necesario.

Y parto de una base inexorable que el tiempo me ha demostrado como cierta contra viento y marea: si el equipo va bien y gana, si nos sentimos orgullosos de la plantilla, si tenemos os algún éxito al alcance de la mano, todo lo que pase alrededor es como que queda silenciado, porque vamos a lo que nos mueve de verdad, la gloria del Valencia. No simplifico el proceso, ni obligo a nadie a que piense como lo hago yo (cosa que sí se intenta hacer con los demás, aunque de eso ya hemos hablado mucho, y me temo que lo que queda), pero voy a la esencia, a lo que me hizo del Valencia de pequeño, y a lo que entiendo que sigue siendo el ancla para muchos.

Ahora mismo, y lo digo de corazón, mi máxima ilusión por este equipo es ver que mi hija lo disfruta, que me pregunta, que quiere ir a los partidos, que cada vez que jugamos y no lo puede ver, cuando se despierta, quiere saber el resultado. Y eso no tiene que ver con guerras, acciones, bandos y demás zarandajas que nos hacen perder demasiado tiempo a todos. Supongo que con ella vuelvo a ser el niño que se hizo del Valencia, que quiere ver jugar a su equipo el fin de semana, y cuando pierde no tiene ganas de cenar, y cuando gana se siente el rey del mundo. La parte deportiva sigue siendo la más importante, vaya que si lo es.