Cómo funciona el mundo de los agentes, los jugadores y los clubes

Nadie ha inventado nada, y el problema viene porque las mismas prácticas son bien vistas para unos, y mal para otros... cuando son iguales

Toni Hernández | 19 FEB. 2022 | 00:04
Raiola, Mendes y Jonathan Barnett

Vamos a explicar cómo funciona el mundo de los agentes de jugadores de fútbol y su relación con los clubes. Aunque a estas alturas parece mentira que se tengan tantas lagunas, u olvidos, porque no tiene ninguna sentido pensar que hay quien no sepa de qué va esto, al enlato si estás en el mundillo de una u otra forma. Muchas agencias se basan en llevar gran cantidad de jugadoras, prima la cantidad a la calidad, aunque eso no quita para que tengan representados de un nivel top. Pero claro, si haces muy grande tu cartera, empieza a haber de todo, y eso supone jugadores de perfil más bajo que siempre son más complicados de colocar, y más si encima se generan unas expectativas económicas elevadas o que pueden estar fuera de mercado.

Y quién piense que esto es nuevo o se ha inventado ahora, o es muy joven o tiene muy poca memoria, porque lleva siendo así desde hace muchísimos años. Y en el Valencia lo hemos visto decenas de veces con muchos agentes y futbolistas. Y si no, podemos hablar de Paco Casal, un especialista en estas lides a finales del siglo XX y primeros del XXI. Nico Olivera, Diego Alonso, Gonzalo De los Santos, Néstor Fabián Cannobio, Mario Regueiro… una cadena de meter a uno y sacar a otro. Incluso estando varios al mismo tiempo. Y pasa lo mismo que los grandes jugadores. Una estrella puede tener un “peaje” en forma de otro tipo mucho peor que es de la misma agencia.

Lo hace Mendes y lo hace Héctor Peris, por citar dos ejemplos extremos. Lo que ocurre aquí es cuando lo hace el luso es inmoral, y cuando son otros, resuena un atronador silencio cómplice que no deja en muy buen lugar a mucha gente. Meriton no ha inventado nada, absolutamente nada, y siguen siendo nefastos, aunque ahora haya quien seque dos varas de medir en función de quién haga las cosas. Porque supongo que lo harán convencidos y por nada más, ¿verdad? Aquí todos podemos lanzar piedras, no lo olvidemos.