La maldita SAD llamada Valencia CF

Maldigo una y mil veces el día en el que el Valencia se convirtió en una Sociedad Anónima Deportiva. Ese momento en el que todo cambió sin que realmente nos diéramos cuenta. Aquella lucha de algunos valencianistas, Alberto de Miguel y Vicent Andreu en concreto, para evitarlo, no acabó bien, y no tuvimos más remedio que sucumbir. Aquello era finales de los 80, principios de los 90, es decir, hace más de 30 años, y en todo ese tiempo no hemos sabido, ni querido, entender lo que éramos.

Hemos preferido engañarnos a nosotros mismos diciéndonos que el Valencia era nuestro, y de alguna manera así era hasta hace unos 17 años, cuando muchos miles de valencianistas vendieron sus acciones a Juan Soler, a Paco Roig o incluso al propio club, en un amago de autocartera que mejor dejar pasar, para no liar más la madeja, que bastante hemos tenido todos estos años. “Hay que obligar a Peter Lim a vender, con la presión popular y si cae la ATE, venderá”. No y no. Lo primero, lo de “obligar”, si no ha cometido ilegalidades y está al día con sus compromisos, legalmente no se puede hacer.

Alguno pretende que esto sea como un régimen bolivariano, “exprópiese”, pero me temo que eso no se hace así. La presión popular ya deberíamos tener claro que no le influye como a todos, de toda la vida, y la ATE, por más que queramos, no es causa de nada, salvo otro desastre para el propio Valencia. Partir de la base real de lo que somos nos puede ayudar mucho más que empeñarnos en negarlo. Y odio hasta el extremo lo que somos, esa maldita SAD que a otros no les obligaron a constituir para vergüenza, debería, de todo el fútbol español.