Si en el Valencia nos pasamos el día lamentando todo, no ganamos nada (y eso no significa callar)

Estar de forma constante sintiéndonos unos desgraciados, dando pena, habrá a quien le guste, pero a mí me cabrea mucho todos los días

Toni Hernández | 24 OCT. 2020 | 08:00
Gonçalo Guedes

Si vamos a estar todo el año lamentando que Murthy y Lim han protagonizado el verano más absurdo en años, si de forma constante vamos a estar entonando el “qué desgraciaos somos”, si toda derrota va a sumirnos en la más absoluta de las depresiones, lo normal es que nos hundamos hasta el fondo con todo el equipo. Y aquí confundimos esto con no poder protestar al dueño. Por mí, se le puede reventar 24 horas al días, 7 días a la semana.

Al fin y al cabo se lo ha ganado con lo que ha hecho, o mejor dicho, con lo que no ha hecho. Pero ese es un tema, y querer sembrar el entorno de desolación selectiva, cargando contra jugadores y entrenador, maldiciendo por los que no están y poniendo a parir a los que sí, eso, no tiene nombre. O sí lo tiene, pero es feo, y no me da la gana entrar en la guerra de repartir carnets de valencianista, que cada uno sabe cómo siente esto, y desde luego, lo puede expresar de forma pública.

Que eso acabo haciendo yo, básicamente. Esa sensación de tener una losa en la cabeza, y negarse en redondo a quitársela de encima, es agotadora. ¡A mí también me dolió en el alma ver a Parejo jugar de amarillo, por Dios, y marcarnos un gol aún más! Pero lo más duro del domingo en Villarreal fue perder el partido, porque con los aciertos y errores de los que mandan, el Valencia siempre sigue, nunca se para. Y ya está bien de tanto lamento, ya está bien.