El Valencia marca mi estado de ánimo, desde hace 46 años, no puedo evitarlo

De un tiempo a esta parte me ha vuelto a afectar como cuando era un crío, y no dormir la noche del lunes al martes ha sido lo último

Toni Hernández | 07 OCT. 2020 | 09:00
Mestalla

"¿De qué vas escribir estos días del Valencia?" La pregunta es de mi mujer, que me conoce a la perfección, y el martes a mediodía me veía callado en el coche, cosa muy poco frecuente. "No lo sé", fue mi respuesta. "Escribe lo que te pida el cuerpo", porque ellas siempre saben sacar el lado pragmático de las cosas de la vida. El cuerpo me pide muchas cosas, no todas ellas posibles. Ahora mismo, lo primero sería un programa de radio de 4 horas, como tuve durante tantos años. Siento la necesidad de expresar lo que pienso, lo que siento, y sobre todo, palpar de verdad lo que piensa y lo que siente el aficionado del Valencia, el que sufre de verdad.

Ahora mismo estoy decepcionado con Peter Lim, mucho. Porque no entiendo lo que está haciendo, y aunque quiera mirarlo con buenos ojos, me es completamente imposible. Veo a Anil Murthy dar explicaciones que no tienen sentido, poco menos que reconociendo públicamente que mintió a Javi Gracia con el tema de los fichajes. Señor presidente, ¿para qué filtra usted una ristra interminable de nombres? Se le ha brindado ayuda de mil maneras, y ha hecho usted oídos sordos.

El cuerpo me pide coger un avión y marcharme a Singapur, encontrar a Lim y hablar con él. ¿Me puede usted explicar qué va a hacer con mi equipo? ¿Le puedo decir qué significa para cientos de miles de personas? El cuerpo me pide batalla de la dura, es cierto, pero además del cuerpo me habla la cabeza, esa que quizá tuve menos cuando era 10 años más joven. Porque desde hace unos meses, como le he confesado a algún amigo, y a mi mujer, necesito ayudar a hacer algo de verdad por el Valencia.

Durante años he escuchado eso de que esperaba un puesto en el club. Menos mal, porque en 6 años hubiera muerto de hambre. No hombre, no, no seamos simples ni camorristas. El cuerpo me pide cambiar las cosas, me pide ayudar a unir, porque el Valencia marca mi estado de ánimo desde que nací, y es algo que no puedo evitar. Y que tampoco quiero evitar.