Olvidamos que el Valencia siempre estará (ayuntamiento, estadio, futuro)

La postura de Joan Ribó y Sandra Gómez es un órdago al club, no al dueño, porque si mañana se va Lim (como se pide), ¿a quién van a amenazar?

Toni Hernández | 11 JUL. 2020 | 08:00
Joan Ribó

El Ayuntamiento del Valencia ha puesto la soga en el cuello a Peter Lim a cuenta de la ATE de Mestalla, y ha aprovechado la crisis social que existe (usando las desafortunadas declaraciones de la hija del dueño), para apretar a Meriton y que acabe el futuro estadio. El “problema” es que eso no sólo pone entre la espada y la pared a Lim, sino también al Valencia. Y olvidamos, demasiado fácil, que en el mundo de la empresa todo puede cambiar de la noche a la mañana. Estamos pidiendo que el máximo accionista se vaya, pero que se vaya ya, y que entre otro, o nosotros mismos, a gestionar el club.

Y ese alguien nuevo, ¿tendría la capacidad de terminar el Nuevo Mestalla? ¿Se le amenazaría de la misma forma con el riesgo de poder entrar en causa de disolución? Cuando uno tira órdagos, debe medir muy mucho las cosas. El proceso de venta del Valencia fue una de las mayores vergüenzas de la historia del club, y no se salva nadie. Pero al final, lo que cuenta en todo contrato es lo firmado. Y no excuso a Lim de terminar el estadio, porque si no lo hace me habría decepcionado por un lado, y dejado al Valencia en el mismo borde de la quiebra del que los rescató hace 6 años.

Es decir, volveríamos a la casilla de salida. Pero ese desastre lleva ahí desde 2006, y parado desde hace 12 años, ante la inacción de todos. Los que han estado en el club y los que han mandado en las instituciones valencianas. Usar la amenaza y la demagogia barata no es la fórmula más inteligente, al menos para quien suscribe. Y sigo pensando que, más allá de estas cosas, quizá el consistorio debería buscar los 4 millones de euros que mandó a China “por error” y de los que nadie parece saber nada. La hija de Lim no ha dicho nada al respecto, pero debería indignarles igual.