El partido del Valencia fuera de Mestalla

El Valencia vuelve a Mestalla después de varios días en los que la tensión social ha aumentado de una forma exponencial. La situación deportiva del equipo es la que es, cada uno que la califique como quiera, y a niveles superiores está en unos mínimos a los que el dueño les debe poner solución. El campo estará vació, eso ya lo sabemos todos, pero no tengo nada claro que no haya algún tipo de reivindicación en las puertas del estadio.

Bien a modo de concentraron, que no sería lo adecuado en estos tiempo, bien a modo de mensajes con pancartas, como ya ha aparecido alguno en la ciudad. ¿Esto arregla algo? No, pero eso ya lo sabemos todos a estas alturas. Aunque también es cierto que se debe trasladar que aquí estamos cabreados, que esto no nos gusta, que se necesitan cambios de forma urgente, y como decimos siempre, que el club se dirija a sus aficionados para hacerles partícipes de todo lo que se pretende hacer en el medio y corto plazo. Ciertamente no se pide mucho, y el problema en parte viene por ahí, ya que si no se dan unos mínimos, el personal no entiende nada. Y es normal.

Ya lo comentamos el día del Athletic: si Mestalla pudiera albergar espectadores, el ambiente sería caliente como pocas veces hemos visto en los últimos años. Y no, no hablamos de fútbol, de deporte, del juego en sí mismo, sino de todo lo que rodea a este espectáculo. Que para todos nosotros es mucho más que eso. Sentir la presión nunca es malo, porque esto es el Valencia, y aquí se tiene que venir sabiendo que te van a exigir todo, todos los días.