El fútbol sin gente no es fútbol: y la vida sin bares no es vida, pero es lo que hay

El fútbol no es fútbol sin gente en la grada, porque esto es para ellos”. ¿Quién en su sano juicio no es de esta opinión? ¿Quién, de los que sienten este deporte por encima de todo, pondría una sola pega a este argumento? Nadie, absolutamente nadie. Pero la vida sin amigos, sin poder salir a la calle, sin dar un paseo por la playa, sin tomar algo en un bar, sin tener la opción de poder ir a por el pan tampoco es vida, pero es la que nos ha tocado vivir en este tiempo tan convulso y tan extraño.

Confieso que este debate lo he seguido y que me he cabreado, porque igual que jamás se me ocurría decir que los bares no pueden abrir, al 40 o al 70%, no concibo que haya quien vea la vuelta del fútbol como algo malo, como que viene un sucedáneo que no se parece en nada. Entre la nada y esto no podemos escoger la nada. Porque esa no es una opción, y si lo que nos toca durante un tiempo, esperemos que muy poco, es ver los partidos por la tele sin poder ir a Mestalla en nuestro caso, pues se hace.

No puedo comprender cómo hay gente que esto no lo ve bien, o que lo ve mal porque sí. Sinceramente, no logro entenderlo. Nos podemos poner lo puristas que queramos, pero es lo que nos ha tocado vivir por causas que son ajenas a nuestra voluntad. El fútbol sin gente no nos gusta a nadie, pero también es fútbol. Es el fútbol que nos toca ahora, ojalá y que por muy poco tiempo.