Una final para el Valencia, sin excusas... como siempre

El Valencia juega una final en Mallorca y sólo vale ganar. Da igual cuándo leas esto, y de hecho, podría usar una plantilla y cambiar en cada encuentro el rival, porque llevamos con ese ritmo casi desde enero del año pasado, y la pinta que tenemos es la de no bajar el pistón. El problema es que no terminamos de entender el desgaste que supone esta de forma extrema de ver y vivir el fútbol, porque son 12 meses jugando encuentros a vida o muerte, y cualquier persona, cobre lo que cobre y se dedique a lo que se dedique, llega un momento en el que hasta puede llegar a normalizar estar siempre en situaciones límite. No es bueno estar siempre igual, aunque uno mire la clasificación y piense que las cuatro primeras plazas van a estar muy caras… que todo apunta a ello, tampoco lo vamos a discutir.

Cuando el equipo caía en Arabia Saudí contra el Madrid o lo pasaba realmente mal en Valladolid antes del parón por Navidad, lo que quedaba claro es que ese desgaste mental pasaba factura, que se necesita un punto de frescura, limpiar la cabeza y afrontar los partidos uno detrás de otro y no todos a la vez, porque eso es contraproducente a más no poder. Este equipo responde siempre a situaciones de máxima exigencia, pero lo de este año, por todo, está incluso por encima de su media, que ya era notablemente alta. Jugamos otra final en Mallorca, y otra el miércoles en Logroño, y después una más en Mestalla ante el Barcelona… necesitamos recuperar jugadores, algunos fichajes, y generar un clima de confianza total a esta gente.