Un "animal" llamado Gabriel Paulista: encantado de que me calles la boca

Me ha generado siempre más inseguridad que los demás, pero el poso de madurez, calma y regularidad que está dando este año, para quitarse el sombrero

Toni Hernández | 29 NOV. 2019 | 07:00
Gabriel Paulista

El central del Valencia que menos me gusta y más inseguridad me transmite es Gabriel Paulista. Siendo un falso hipócrita el artículo tendría aún menos valor, porque montarme ahora mismo en la ola de alabanzas al central brasileño sin recordar que lo he puesto en duda, y sinceramente creo que con razón, no tendría sentido. No se trata de poner en cuestión lo que vale, sino analizar el rendimiento. Los dos primeros años han tenido momentos muy brillantes con apagones y cruces más propios de un principiante que de todo un veterano con muchas batallas a sus espaldas (esta semana ha cumplido 29 años). Su irregularidad, y en momentos concretos su inconsciencia, han costado caros, como cualquier fallo de cualquier jugador, pero cuando eres central, te penalizan más. La ley del fútbol.

Siempre hablamos de ese término tan peculiar en el fútbol y en la vida de “dar un paso adelante”, y sin saber muy bien qué quiere decir, si hacer tal cosas significa serenarse y tener un punto de regularidad que hasta ahora no habíamos visto en Paulista, es evidente que así ha sido. Además de ese rendimiento de raza que siempre da, cuando está bien y cuando está mal, le ha dado ese poso que sólo tienen los mejores, los que de verdad marcan la diferencia. Ahora mismo es indiscutible en la zaga, y cuando juega con Garay es insuperable, porque hay otra barrera que debe superar: hacer bueno a su pareja, cuando ya tienes un nivel de central superlativo, de Champions League, y según parece, de selección española para la Eurocopa.