Las cuentas del Valencia: ¿son malas o buenas?

Sobre este asunto, una vez vistos varios análisis más de especialistas, se ha hecho un silencio que desde luego llama la atención

Toni Hernández | 24 NOV. 2019 | 23:00
Mestalla

Las cuentas del Valencia: ¿son malas o buenas? Al final esa es la pregunta que se hace el aficionado valencianista, porque cuando hacemos la lectura fácil y simple, “la deuda es de 529 millones de euros”, y ya no decimos nada más, lo normal es que ese entorno que no tiene porqué saber de finanzas ni balances (como la inmensa mayoría de nosotros), se eche temblar. “Has reducido la deuda tóxica, entendida como la que te forzó a llegar al proceso de venta y que no podías hacer frente en 92 millones de euros”, cuenta y explica Johann Gambolputty en un artículo maravilloso para “Café Mestalla”. Ya en esta web hicimos algunos con sus tuits, que valían mucho la pena. Y sigue dando datos elocuentes: "se ha producido un cambio en tu estructura financiera, has cambiado deuda no operativa (estadio) por deuda operativa (jugadores)". En este lenguaje se entiende todo de un modo muy distinto.

¿Seguimos en que la deuda es de 529 millones y nada más? Sigue dando argumentos aplastantes el señor Gambolputty: “tienes el apoyo financiero de un máximo accionista que ha invertido casi 100 millones en una ampliación de capital que te reforzó patrimonialmente y que ha metido 40 millones más de financiación en el club, y que no lo olvidemos, sin su entrada no podrías haber refinanciado esos 214 millones que en 2014 te vencían en un año”. Ese “máximo accionista” que hace todo lo que se explica se llama Peter Lim, por cierto. “Tienes crédito ante los clubes de fútbol. En 2014 todas tus deudas por compra de jugadores las tenías que atender antes de 1 año, prácticamente tenías que fichar al contado, los clubes no se fiaban de tu capacidad de pago. Ahora mismo debes 115 millones de euros por jugadores a más de 1 año”. Es decir, has invertido en mejorar la plantilla (280 millones de euros desde 2017), y los has comprado a plazos. ¿En serio las cuentas son ese caos?