Mestalla no puede ser un cementerio

El estadio es un factor diferencial, y que no se enfade nadie (o que lo haga), este año está muy lejos de serlo por muchos y distintos motivos

Toni Hernández | 03 NOV. 2019 | 23:00
Mestalla

Mestalla no puede ser un cementerio. El Valencia no se puede permitir un estadio dormido, aletargado, que no se convierte en un factor diferencial para el equipo. El miércoles pasado me fui muy cabreado de mi casa por primera vez en mucho tiempo, y no fue sólo por lo que pudimos ver en el terreno de juego, que al menos nos fuimos con el buen sabor de boca del carácter del equipo, sino con la actitud de la gente, de todos nosotros. Durante 80 minutos se podían escuchar hasta los chasquidos de las cáscaras de las pipas, y la grada de animación, o lo que sea en lo que se ha convertido ese fondo ahora mismo, sólo se arrancó, hasta el gol de Sobrino, en los ya cansinos “Anil, canalla, fuera de Mestalla”, que fueron pitados por el resto del estadio. Me enfadé mucho, porque el hecho de que nuestro campo sea una olla a presión es de las pocas cosas que sólo depende de nosotros, y eso no lo estamos haciendo.

Parto de la base de un problema: el Valencia tiene que arreglar lo de la Curva Nord de forma inmediata, porque ellos son el alma de la grada, la esencia. Nadie les va a discutir esa parte. Aunque también deben ser conscientes que no tienen más derechos que ningún otro valencianista, que no pueden exigir lo que no se les puede dar, y que el Valencia está por encima de todo y de todos. Y esas dos partes se tienen que arreglar, y si el problema son los interlocutores, se buscan otros, que eso no puede ser el problema. Porque Mestalla no puede pasar de dar miedo a dar pena, a ser un sitio lúgubre y silencioso, que sólo se anima si el equipo marca un gol, y que no ayuda cuando las cosas van mal. Porque esto no es fútbol, es ser del Valencia, algo muy distinto.