Un aficionado del Valencia que está harto de muchas cosas

Cansamos a la gente con tanta guerra interesada y con tanta lectura torticera, y eso ya lo empieza a sentir cualquiera en sus carnes

Toni Hernández | 29 OCT. 2019 | 07:00
Mestalla

Soy Toni Hernández, por encima de todo aficionado y seguidor del Valencia desde que tengo uso de razón, y por lo que me han contado mis padres, incluso antes. He ejercido varios oficios en mi vida profesional, cambiando de sector en varias ocasiones, mi vida personal también dio algunas vueltas hasta el punto perfecto en el que se encuentra hoy, pero nunca mudó mi pasión por mi equipo, con lo que entiendo que el Valencia es uno más de la familia, y así lo entiende mi mujer. Y como a todos los que sentimos esto, el Valencia nos duele. Pero nos duele no por las decisiones que toman los que mandan, que siempre han sido muy particulares, sino por todo el circo y show que se está montando alrededor, volviendo a transmitir fuera de nuestro ámbito una imagen que no es real.

Manolo Llorente se cargó por sus narices a Rafa Benítez en 2004, y aquí todo el mundo, casi todo, calló. Y el Valencia se fue al carajo, y encima las decisiones las tomaba gente que no ponía ni uno, sino que cobraba. Aquí se han vendido y comprado jugadores, fichado y echado entrenadores, tratado y maltratado a las leyendas, y había un silencio curioso. Recuerdo la única vez que me enfadé con mi tío Jaume Ortí, en 2001, cuando el Valencia estaba en cuadro para ir al Sadar y los argentinos internacionales se quedaron para jugar un homenaje a Maradona en lugar de venir aquí con sus compañeros. Y me quedé solo.

Escribí un libro con mi esposa contando estas y mil cosas más, pero como aficionado del Valencia, por encima de todo, me molesta que algunos se empeñen en hacer tan de menos al club. Que se preocupen sólo de generar mierda o de convertir cosas cotidianas en dramas trascendentales. Agotamos al aficionado, que empieza a estar harto de todo, y de nosotros los periodistas más. No nos damos cuenta que un aficionado, como yo mismo, lo que quiere es ver ganar a su equipo, y nada más. Perdemos la esencia, el norte, y desde fuera se ve de forma clara que aquí vamos con el amigo y contra el enemigo. Luego los periodistas nos quejamos de lo que la gente piensa de nosotros, pero nosotros no nos paramos a pensar lo que siente la gente.