¿Dónde demonios debe jugar Carlos Soler?

El canterano volvió al medio, y aunque por momentos erstuvo bien, terminó desquiciado, fuera de sitio y yendo demasiado de lado a lado 

Toni Hernández | 29 DIC. 2018 | 07:00
Carlos Soler

¿Dónde demonios debe jugar Carlos Soler? Esa es la pregunta que se hace el entorno del valencianismo después del encuentro del pasado fin de semana contra el Huesca. El canterano volvía a su sitio natural, donde siempre ha actuado, en el medio, pero haciendo dupla con Dani Parejo, un jugador creativo, un tanto como él, aunque el valenciano pueda tener más despliegue físico. Empezó bien pero se fue apagando, hasta el punto de terminar desquiciado, cometiendo un penalti que nunca debió suceder, y a punto de hacer otro que gracias a Dios no terminó de ser. Intentó hacer el gol del triunfo, llegando, y pudo conseguirlo en un par de remates, pero jugaba mucho más su corazón que su cabeza, y ese no puede ser el orden natural en un tipo como Soler.

El debate proseguirá, porque un día jugará con un perro de presa a su lado, o con dos por detrás (un sistema de 3 por dentro le va como anillo al dedo), y entonces volvemos a hablar de si tiene que ir a la banda o no. Pero lo que da miedo es que nos podamos cargar al jugador con tantas ideas y venidas, porque al final se debe centrar en un lugar, un sitio, una posición, unas funciones. Lo que debemos tener muy claro es que tenemos un futbolista como la copa de un pino, de sólo 21 años, y que todo debemos analizarlo con perspectiva, que he podido leer algunos palos que daban entre miedo y pena.