Mestalla: ese guerrero que siempre sostiene en pie al Valencia

Cuando ese campo respira, cuando siente, cuando tiene vida, es algo que no tiene comparación, y hay que cuidarlo porque es oro puro

Toni Hernández | 22 OCT. 2017 | 00:01

Mestalla es el mejor estadio del mundo. Si, me pongo la camiseta, ¿qué pasa, no puedo? Pues puedo, y además quiero. Conozco ese campo desde que nací, porque de alguna forma, como muchos miles, he nacido allí. Sé que es capaz de ganar partidos, y también de perderlos, porque cuando se enfada, cuando lo hace de verdad, y no como algún incompetente dice desde fuera de nuestra ciudad sin haber pisado el santuario más que cuando viene su adorado Real Madrid (y no quiero pecar de forofismo absurdo, en el que tampoco creo), es capaz de devorar al más pintado. Aunque suele pasar que en muchas ocasiones, por no decir en todas que nadie es perfecto, suele tener razón y motivos más que sobrados para el cabreo.

Cuando ese estadio se propone ganar un partido, simplemente lo gana, por aplastamiento, por corazón, por narices, por bemoles. Lo he visto muchos veces, aunque por supuesto, tengo mi partido favorito, aquel 2-1 contra el Espanyol con los goles de Baraja y jugando con 10 por la expulsión de Carboni. El premio fue la Liga de 2002 el fin de semana siguiente en Málaga. Si a este estadio le das todo lo que tienes, aunque pierdas, es agradecido, es noble, es justo. Seguirá animando día tras día, partido tras partido. No sabemos lo que tenemos con este estadio y con su gente, aunque cada semana lo demuestra con creces, con cada victoria, con cada empate, incluso con cada derrota que acaba cosechando el equipo. Y ese espíritu nos lo llevaremos al nuevo, que nadie lo dude.