El objetivo del Valencia: todo, exigencia máxima, no seáis mediocres

Poner paños calientes a cuál debe ser la meta del equipo el año que viene solo responde a un gen perdedor que debía estar ya extinguido

Toni Hernández | 31 MAR. 2017 | 18:41

El objetivo del Valencia 17/18, el de Peter Lim, el de Mateo Alemany, el de José Ramón Alesanco, el del entrenador que haya en el banquillo de Mestalla, el de la plantilla que se confeccione con las altas y las bajas, el de cientos de miles de valencianistas de todo el mundo que viven por y para su equipo, el de todos en definitiva, debe ser eso, todo, la exigencia máxima de la que hablaba en su presentación el nuevo director general. Ese conformismo perdedor mediocre cuando toca mojarse siempre me ha dado mucho coraje. Lo mismo que cuando se confunde ser el Valencia y tener que aspirar a todo con tener que ganar la Liga por narices y que si no pasa sea una temporada para tirar a la basura. De entrada me parece hablar del sexo de los ángeles, pero empezar con la película de si la Champions, de si la Europa League, de si jugar la final de Copa... estupideces del pasado, las odio, porque aquí hay que pensar en ganar cada semana y que el cielo es el límite.

La exigencia no sólo debe ser de boquilla, odio ese paternalismo falso que no tengo clara ni qué pretende ni a qué lleva. Aquí somos el Valencia siempre, cuando se pone a parir a Peter Lim y cuando toca mojarse el trasero para hablar del objetivo del equipo de cara al año que viene. Nadie está diciendo que aquí haya lanzar el mensaje de ir a ganar la Liga, porque eso sería igual de absurdo que todo lo demás, más cafre incluso, pero es que perdemos de vista la perspectiva, el punto medio, el equilibrio. Hay que exigirle al club de todos que esté a la altura de su historia y su potencial, y eso no es solo insultar a la propiedad si no da cargos. También es ser exigente con el día a día, con los objetivos, en el entorno, porque pedirlo todo siempre te dará algo, mientras que si mendigas migajas, ya sabes lo que vas a tener.