Crónica de una muerte anunciada

Pako Ayestarán se despide del Valencia dejando al equipo colista y con la sensación de haber vuelto a revivir los fantasmas de la temporada pasada

Samuel Subiela | 21 SEPT. 2016 | 02:11

Apenas cuatro partidos ha durado la aventura de Pako Ayestarán como entrenador del Valencia CF a todos los efectos. El preparador vasco ha sido destituido tras perder los cuatro primeros partidos de la temporada, que unidos a los tres partidos, también perdidos, con los que acabó la temporada pasada, como entrenador interino, han hecho incuestionable su despido. Tres meses después de renovar por dos años más, el entrenador del Valencia se despide dejando al equipo colista con un 0 de 12 puntos posibles.

Una crónica de una muerte anunciada con antelación. Pako Ayestarán fue renovado como entrenador del Valencia con un pobre bagaje. Más por la convicción de un director deportivo que quería reafirmar su poder en el proyecto de Peter Lim que por la convicción resultadista. Más por el apoyo que aportaba la plantilla y los ex jugadores con los que había convivido en tiempos pasados mejores, precisamente, unos tiempos mejores a los que se quería evocar con su contratación. Y es que Ayestarán fue parte importante del mejor Valencia de la historia, pero como preparador físico a la sombra de un gran entrenador.

Pako Ayestarán ha caído por su propio peso. El peso de un proyecto que se encomendó a él dejando de lado la opinión de una afición maltratada durante un año entero, cansada de experimentos, un proyecto que, obviando un pasado que aconsejaba todo lo contrario, ha vuelto a malgastar una bala del revólver. Y cada vez quedan menos.

Desde la segunda jornada de liga, y con el cierre del mercado de fichajes se respiraba en Valencia un ambiente raruno, plomizo. Demasiadas frases dejadas caer en las ruedas de prensa, demasiada indirecta con aspecto de dardo envenenado. La planificación de la plantilla no fue del todo como el técnico vasco deseo, y las diferencias con Suso García Pitarch, su gran valedor, parecen haber quedado al descubierto. Ayestarán ha ido quemando etapas, aunque no siempre por su propia voluntad, hasta que finalmente el que se ha quemado ha sido él.

Las últimas horas, quizás, han dejado más claro que nunca, la sensación de que no estaba preparado para ocupar el puesto de entrenador. Ruedas de prensa cargadas de tensión, inmovilismo en el aspecto táctico y sobre todo, incapacidad de lectura de los partidos.

Ayestarán se marcha del Valencia con más poesía en sus ruedas de prensa que resultados en los partidos disputados. Con la sensación de que un tiempo pasado fue mejor, y de que este Valencia no podía encomendarse otra vez a los ensayos. Con la sensación de que o Peter Lim acierta, a la cuarta, o empezará a ser difícil controlar a un afición que ya ha sufrido bastante.