Braulio Vázquez: Más errores que aciertos

Repasamos los números del director deportivo del Valencia CF en materia de fichajes

Jaime Campos | 12 OCT. 2013 | 17:10

Más errores que aciertos. Ese es el balance que se puede extraer de la gestión en materia de fichajes que Braulio Vázquez, director deportivo del Valencia CF, ha tenido durante sus cuatro veranos liderando y coordinando la secretaría técnica.

Llegó de la mano de Fernando Gómez Colomer, hombre que le dio una oportunidad en el Valencia CF pero que acabó echando pestes del gallego. Motivado por la usurpación del puesto, en palabras del 10 valencianista, Braulio ocupó el cargo de Fernando tras una decisión salomónica de Llorente al amortizar el cargo del exjugador Valencianista.

Desde ese momento, Braulio ha firmado un total de 25 jugadores para la primera plantilla del Valencia. La inversión en fichajes con la firma del gallego asciende a un total de 80 millones y pese a que ha vendido jugadores por un total de 197,2 millones de euros, el nivel deportivo de la plantilla ha bajado y mucho.

Temporada 2010-2011

En la primera campaña liderando la secretaría técnica, Braulio firmó futbolistas como Tino Costa por 6 millones de euros, Soldado por 8 millones de euros o Stankevicius por 300.000 en calidad de cedido. Aunque su gran acierto durante esta temporada fue el fichaje de Jonas por 1,2 millones de euros.

Pero esta temporada comenzaba con bajas tan significativas como importantes, Baraja abandonaba la entidad valencianista no sin polémica. Como polémico fue también el precio que cobró el Valencia por Villa, de 40 millones de euros; o la salida de Silva, por 30 kilos. El Valencia también se desprendió de jugadores como Marchena, Hugo Viana, Alexis o Zigic. Llegaban jugadores que no estaban al nivel que el Valencia necesitaba.

Temporada 2011/12

Si hubo una temporada en la que pudo hacer y deshacer a su antojo fue la 2011-12. El mercado francés seguía interesando a Braulio y buena prueba de ello fue el fichaje de Rami por 6 millones de euros. La necesidad de contratar un portero tras la salida de César culminó con la contratación de Diego Alves por 3 millones.

Pero Braulio tenía el apoyo y la confianza del presidente Manuel Llorente, y el dispendio se disparó hasta cotas insospechadas. Con Dani Parejo se gastó 6 millones de euros en traerlo de Getafe, cifra prohibitiva hoy en día, sobre todo teniendo en cuenta que no sería el único derroche del gallego.

Con el fichaje de Piatti, el Valencia tuvo que desembolsar 9 millones de euros, más 1,5 en concepto de comisiones. Un terrible fichaje que no ha dado los frutos que se esperaban ya que el jugador se encuentra en tierra de nadie hablando de forma deportiva. Otro de los que no parece haber rendido como se esperaba es Víctor Ruiz, que costó 8 millones de euros siendo la tercera opción que Braulio tenía en ese momento en su agenda.

El círculo esa temporada se cerraría con la cesión de Canales por 1 millón de euros y el fichaje de Barragán por 1,8. Ni qué decir tiene que no contamos a Cristiano Pereira, tercer portero del primer equipo y suplente en el filial al que se le recuerda más por ir lesionado a las convocatorias que otra cosa.

Todo ello teniendo en cuenta que esa temporada siguió bajando el nivel deportivo con las polémicas salidas de Mata, Joaquín, Fernandes, Vicente o Isco entre otros por los que se ingresó algo más de 35 millones de euros. Siendo el caso de Isco, uno de los mejores centrocampistas españoles del momento, el que más sonrojó la cara del técnico gallego ya que se marchó por la puerta de atrás y por solo 6 millones de euros.

Temporada 2012 2013

La campaña pasada Braulio Vázquez también dispuso de fondos para poder hacer fichajes a pesar de la situación que atravesaba el club. La buena sintonía con Manuel Llorente, quien acababa de nombrarle oficialmente como director deportivo y blindarle contractualmente, no hacía sino darle más poder al gallego.

Por ello, firmó jugadores que están dando buen resultado como Joao Pereira por 3 millones y medio o Guardado, libre de contrato. Dos grandes aciertos en un verano convulso. Complicado por el dispendio en futbolistas como Viera por 2,5 millones sin disputar apenas minutos y cedido al Rayo; Fernando Gago por 3,5 y declarado en rebeldía quien tuvo que salir a Vélez y luego Boca prácticamente gratis; o los desembolsos en Canales y Valdez de 7, 5 millones y 3 respectivamente.

Pero si hay un pufo como ninguno esa campaña fue la contratación de Aly Cissokho por 6 millones de euros. Sin dar el rendimiento esperado, vino a sustituir sin fortuna a un Jordi Alba que dejó el pabellón muy alto y también cerca de 15 millones de euros en caja. Otros jugadores que salieron fueron Dealbert, Maduro, Míchel, Topal, Pablo Hernández o Aduriz, entre otros, dejando cerca de 20 millones de euros más en las arcas del club.

La contratación de Felipe Ramos, cedido por el deportivo y tercer portero que ficha Braulio, no la contamos ya que tampoco fue titular ni en el filial ni primer equipo.

Pero el gran reto de ese verano no era buscar sustituto a Jordi Alba o Topal, sino fichar un entrenador de garantías tras la no renovación de Unai Emery. Con varios candidatos para el banquillo como Djukic o Caparrós propuestos por el propio técnico gallego, se fichó a Pellegrino. Manuel Llorente se impuso en la decisión de firmar un entrenador de su confianza y Braulio Vázquez, ya cuestionado, no hizo nada al respecto. Asintió y siguió su camino a pesar del desprecio profesional que supone que no te tengan en cuenta a la hora de contratar el líder de un proyecto deportivo.

La cosa, como era de esperar, salió mal y, esta vez sí, Braulio firmó a quien quería en ese momento y no era otro que Ernesto Valverde. Un acierto por parte de Braulio, que recuperaba parte del crédito perdido.

Temporada 2013 2014

Este verano, el técnico no sería Ernesto Valverde, por decisión del extremeño. Una situación que no hacía sino convertirse en la primera patata caliente para Amadeo Salvo y Braulio. Si bien es cierto que el presidente tomó la decisión final, la elección fue responsabilidad del director deportivo. Como debe ser.

Un verano movido en lo social que salpicaba gravemente a lo deportivo ya que futbolistas como David Albelda, que no era renovado o Roberto Soldado, quien rajó del club en su marcha al Tottenham abandonaron Mestalla por la puerta de atrás. Braulio, no hizo ningún tipo de manifestación en esos dos casos concretos, dejando a Amadeo Salvo solo ante el peligro.

Aunque por Soldado se pactara el ingreso de 30 millones de euros en una negociación llevada a cabo por el presidente, pocos fichajes iban a llegar. Jugadores de segunda fila lejos de los Villa, Silva o Mata con los que se encontró Braulio al llegar, aterrizaban en Valencia.

Tanto es así que Míchel, Helder Postiga y Pabón llegaban por 700.000, 3 millones y 7,5 respectivamente. Poco dispendio que acabó con la llegada libre de contrato de Javi Fuego, la vuelta de Paco Alcácer y la cesión de Oriol Romeu.

En lo que a salidas se refiere, además de la de Soldado y Albelda, se marcharon jugadores como Tino Costa, Gago o Valdez, por los que se ingresaron un total de 10 millones de euros. Cissokho, uno de los grandes fiascos del Valencia CF, se marcharía cedido al Liverpool.

En conclusión cuatro veranos en los que Braulio ha tenido más errores que aciertos, donde ha gastado cerca de 80 millones de euros y donde los éxitos no han llegado más allá de entrar en Champions League. Sin títulos ni ilusión, la personalidad de Braulio ha aparecido en contadas ocasiones a favor de decisiones erráticas del anterior consejo de administración presidido por Llorente. Un presidente que lo blindó y pagó su silencio. Un director deportivo que sabe de fútbol pero quizás no tanto de negocios, gestión y confección de plantilla.