Zaragoza y Valencia, muchos delanteros compartidos

Las dos entidades comparten pasado y nacieron en la misma fecha

Jose Hernández | 21 MAR. 2012 | 12:13

Hablar de Valencia y Zaragoza es hacerlo de dos grandes del fútbol español. Históricos que se pasearon con dignidad por los diferentes torneos continentales que jugaron. Tuvieron una época dorada en la olvidada y denostada Copa de Ferias de los años sesenta, donde incluso protagonizaron la segunda final española en una competición europea.

Los dos volvieron a lucir laureles tiempo más tarde, con aquel gol de Nayim para los maños en 1995 y la inolvidable trayectoria valencianista tanto en la Liga de Campeones como en la UEFA del nuevo siglo. Los dos han cumplido años, porque al margen de vestir de blanco, Aragoneses y valencianos comparten día de aniversario; 18 de Marzo de 1919 en el caso del Valencia y 18 de Marzo de 1932 en el del Zaragoza.

Puestos a buscar similitudes, que nunca vienen mal, con los tiempos que corren y el fútbol dividido que vivimos, podemos encontrar la curiosa historia de los grandes delanteros que vistieron la camiseta de los dos equipos.

Dejando al margen a uno de los pioneros; el valenciano José Vilanova. A otro que tuvo un paso muy efímero por el equipo zaragocista, Manuel Badenes, o al controvertido Juan Bautista Planelles, nos centraremos en otros futbolistas que vivieron un paso verdaderamente singular y destacado por los dos clubes.

Carlos Lobo Diarte: Desgraciadamente ya no está aquí para contarlo, pero fue un ariete de raza y poderoso remate. Implicado en el espinoso caso de las falsificaciones de pasaportes que vivió el fútbol español en los años setenta, Diarte fue un oriundo que aportó buenos momentos a nuestro fútbol. Debutó en el Zaragoza sin hacer ruido, en un encuentro en Castalia, pero tiempo más tarde formaría parte de uno de los equipos que mejor fútbol ha practicado en la historia de la Romareda. Su fichaje por el Valencia fue sonado, por la cantidad que se pagó por él y por la efervescencia goleadora que ocasionó su llegada, 11 goles en las primeras siete jornadas como jugador del Valencia tuvieron la culpa. Después quedó poco de aquel fenomenal futbolista, un gol rapidísimo ante el Elche y su presencia a cuentagotas en el equipo que volvió a ganar un título en 1979 tras ocho años sin hacerlo.

Fernando Morientes: El de Sonseca llegaba a uno de los mejores Zaragoza de la historia. Obviamente, no era fácil ganarse un puesto en un equipo que había tocado la gloria en París con aquella Recopa, y menos para un goleador que apuntaba buenas maneras, pero que llegaba de un equipo menor en primera división como era el Albacete.

El “queso mecánico” que abandonó Fernando, era equipo de segunda división, pero por circunstancias de aquel verano de 1996, los manchegos volvieron a jugar en la máxima categoría gracias a la ampliación de la liga a 22 equipos.

Morientes debía hacer olvidar a uno de los ídolos del zaragocismo; Juan Eduardo Esnaider, que había vuelto al Real Madrid, donde nunca volvería a alcanzar el exquisito nivel de juego que demostró en el Zaragoza. Pero el “moro”, se convirtió en uno de los puntales de aquel irregular equipo de Víctor Fernández. Marcó 13 goles en liga y tuvo tiempo hasta de vengarse del Valencia (Tiempo más tarde lo haría de forma más contundente en la final de la Champions 2000 en París). Morientes había disputado la semifinal de la copa del rey del año anterior ante el conjunto “ché”, pero tuvo que abandonar Mestalla en camilla, tras lesionarse en el primer tiempo. Al año siguiente, le marcó tres goles en la Romareda, al Valencia, en una de sus primeras grandes noches futbolísticas.

Fernando Morientes y David Villa

Tras recorrer parte de Europa, el delantero recaló en Valencia. Decidido a seguir engordando sus estadísticas y convencido de poder optar a algún trofeo. En el peor año de la historia reciente del club de Mestalla, 2007-08, Morientes cumplió su objetivo. Ganó la copa del rey, un título muy especial para él, en el que además tuvo el acierto de ser el autor del tercer tanto valencianista en la final. Fernando dejó un gran recuerdo en su paso por las dos entidades.

David Villa: En el año 2004, el Valencia estaba en plena pelea por la liga con el Real Madrid, pero a mucha distancia de los blancos, por lo que no era difícil apostar por un triplete madridista. La primera parada de aquel trébol que no se produjo tuvo lugar en el estadio Olímpico de Montjuit en Marzo de 2004, con la final de la Copa del Rey entre el Zaragoza y el Real Madrid.

El valencianismo observaba a un fenómeno que lideró a aquel equipo vestido de avispa en su camino hacia el título. Tras su llegada, un año después de aquel partido de 2004, Villa se convertiría en el delantero más resolutivo de la historia del Valencia desde la salida de Mario Alberto Kempes, con permiso de Claudio López y por encima de Lubo Penev.

Villa fue el mejor en el Sporting, sorprendió y firmó dos temporadas mágicas en el Zaragoza, y como no podía ser de otra forma, se distinguió como uno de los mejores delanteros de Europa jugando para el equipo de Mestalla. Le faltaron títulos, reconocimiento y distinciones a cinco temporadas en las que fue el mejor delantero nacional de la liga. La copa del 2008 (la de Morientes), fue lo único que pudo llevarse a la boca. Su salida, prevista y admitida por la afición, dejó un recuerdo muy grato del asturiano.

Otros futbolistas que no eran estrictamente delanteros pasaron por las dos entidades. De todos ellos, puede que el Kily González sea el único que dejó una sensación parecida a la de los anteriormente citados. Sin olvidarnos de Ayala o Aimar y de los grandes fracasos, como Iñaki, Quique Sánchez Flores o Arizmendi.

Zaragoza y Valencia se enfrentan hoy en Mestalla. El descenso amenaza a los maños, pero los grandes tiempos volverán… y el intercambio de ídolos entre las dos entidades a buen seguro, se mantendrá.