Valencia, Getafe y los recuerdos de una Copa del Rey olvidada

El mal momento del club ché impidió celebrar el triunfo copero

Jose Hernández | 28 OCT. 2011 | 14:12

El valor de aquella Copa del Rey fue relativo, porque no dejaba de ser el segundo título en importancia del país y amplio, por la forma en que cada jugador o aficionado valencianista encajó su consecución.

Aquella tarde de miércoles en el Vicente Calderón, el Valencia se jugaba algo más que un trofeo. La copa era secundaria y para el Valencia representaba una oportunidad de demostrar que todavía conservaba parte del espíritu "bronco y copero" que le hizo grande en los años 40 y no había perdido ni un ápice de la dignidad y el pundonor que se le suponían de antemano.

Si le preguntan a un seguidor valencianista en los años 80-90 por sus sensaciones de cara a jugar una final de copa, la respuesta sería que se trataba de una oportunidad magnífica para conseguir un título y haber llegado hasta ahí fue todo un logro para el club.

La temporada 2007-08 en cambio, fue muy dolorosa para el club. La destitución de Quique Sánchez Flores hizo que aterrizara en la capital del Turia uno de los entrenadores mas nefastos que jamás se sentaron en el banquillo "ché"; Ronald Koeman.

Ronald Koeman, entrenador del Valencia

El holandés quiso imponer desde el principio sus normas y planteamientos, pero los resultados no acompañaban al Valencia. La decisión cumbre de su trayectoria llega en Diciembre; Koeman aparta de la plantilla a Cañizares, Albelda y Angulo, tres de los pilares básicos de los anteriores éxitos del equipo. Los jugadores se dividen y los apartados entrenan a parte.

Al margen de la polémica, el equipo se agarra a la única competición en la que tiene opciones en esta temporada viciada por las circunstancias. La Copa del Rey no padece la angustia y pesadez que se vive en Liga y Champions y significa un bálsamo para los futbolistas que participan en ella. Tras derrotar al Betis en octavos de final, el plato fuerte llega en la ronda de los ocho mejores; el Atlético de Madrid visita un Mestalla con aires renovados. El partido es muy duro pero el canario Silva abre el marcador a la media hora de juego. Es un gol providencial que habrá que defender con uñas y dientes en la capital de España.

En medio de los dos encuentros coperos, el Valencia pierde en casa frente al Almería 0-1… no es la mejor de las situaciones para jugarse una eliminatoria a cara de perro en un estadio tan complicado como el Vicente Calderón. El conjunto de Koeman sale al estadio con el espíritu vencido y una clamorosa falta de concentración. Muy pronto marcan los colchoneros y volverían a hacerlo gracias a una acción del "Kun" Agüero. El argentino asume el timón de una nave que parece dispuesta a tocar la herida del Valencia hasta límites insospechados. Pero los levantinos despiertan en el 27 de juego. Cleber Santana introduce en su portería un balón que en ese momento clasifica al Valencia. Cambio de escenario y de intenciones.

Koeman respira y mas aún cuando Juan Mata (el hombre que encarna a la perfección el espíritu de aquella copa) establece el 2-2 con el que los jugadores encaran el túnel de vestuarios. Magnífico partido copero y excelente resultado para un Valencia que por una vez en la temporada arriesgó con cabeza cuando estaba prácticamente muerto. La última media hora de la segunda parte fue de un sufrimiento tremendo para los de Koeman. El Atlético volvió a adelantarse pero no pudo hacer el cuarto que le hubiera clasificado. La celebración a pie de campo de los jugadores indica que algo grande se está gestando.

Definitivamente el Valencia sueña con la Copa. Un viejo conocido será el rival en la ronda de semifinales. El Barcelona recibe en el partido de ida a un Valencia muy serio, ordenado y ambicioso. Los centrales Albiol e Iván Helguera juegan partido casi perfecto que no deja maniobrar a las estrellas del Barcelona; Eto'o, Henry y Messi chocan frente al muro de contención valencianista.

Buscando la manera de atravesarlo y con el Valencia metido atrás, los catalanes descuidaron la salida de balón rápida de su rival. Arizmendi galopó por el larguísimo camino de la banda del Nou Camp y cedió un balón al área que David Villa no perdonó. El 0-1 campeaba en el marcador y se acababa de dar un paso de gigante para estar en esa final que todavía no tenía sede. Villa fue uno de los futbolistas mas motivados de aquel torneo; la posibilidad de apuntar un nuevo título a su palmarés y ganar la copa como ya hiciera en el Zaragoza se había convertido en una obsesión. El Barça terminaría empatando en el descuento con un gol lleno de polémica y ante el que nada pudo hacer el verdadero héroe de la noche, el alemán Hildebrand, que lo paró todo hasta la jugada del empate.

Valencia y Barcelona quedan citados el 20 de Marzo de 2008, resaca fallera para un partido que promete. Se percibe que será una semifinal dramática y de goles, no puede ser de otra forma con estos dos contendientes en el terreno de juego. El Valencia juega confiado por la mínima ventaja conseguida en el Nou Camp y arropado por su entregado público. Mestalla se cae en el minuto 18. Baraja conecta un soberbio disparo desde fuera del área que se introduce en la escuadra de la portería defendida por Valdés. Desde el gol hasta el descanso, se viven los mejores minutos valencianistas y antes de retirarse a vestuarios llega el segundo gol, obra de Mata. El 2-0 hace olvidar a la afición valencianista las penurias de la clasificación liguera. La posibilidad de jugar una final encubre la depresión generada por una temporada tan tumultuosa.

Thierry Henry acongojará Mestalla marcando para el Barcelona a 18 minutos del final, pero poco durará el susto ya que Juan Mata, otra vez, establecerá el tercero en la siguiente jugada. Noche épica en Mestalla para celebrar la clasificación a la final. El 3-2 final deja una eliminatoria memorable entre dos gigantes del fútbol español.

El rival en la final de Madrid no es otro que el Getafe, el equipo revelación del fútbol español. Los madrileños ya habían jugado el pasado año la final del torneo copero frente al Sevilla y representaban un escollo muy duro de superar. Intentar aprovechar la fortuna de enfrentarse a un equipo inexperto era algo que quedaba muy lejos en ese momento. El Valencia es un equipo lleno de complejos y con demasiados problemas internos como para afrontar el decisivo partido con garantías.

El Valencia toca fondo en la liga y pierde los tres partidos previos a la final. Baraja afirma después de sucumbir en Mestalla ante el Racing: "Si ganamos el trofeo, no lo celebraremos, en todo caso pediremos perdón". Jugadores y entrenador parecen conjurados para traerse la copa a Valencia como premio para una dolorida afición que ya no clama por su equipo.

El Getafe por su parte vive también momentos duros. En la ciudad del extrarradio de Madrid existe una ilusión nunca antes vivida cuando se enfrentan al Bayern de Munich de Luca Toni y Oliver Khan en la Copa de la Uefa. Su eliminación dramática en la prórroga, enseña al Valencia las claves para ganarle días después y consigue establecer en el “Geta” una sensación de notable decepción.

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En los días previos a la final el Rey de España pronuncia unas desafortunadas declaraciones en las que responde a la pregunta: “¿Quien desea que gane la final, Majestad?”, Don Juan Carlos responde: "Debe ganar el que perdió...”. No sabemos si con intención de apoyar al Getafe o simplemente por que Su Majestad no midió bien las palabras, esas declaraciones sientan como un tiro en Valencia.

Todo parece estar en contra de los valencianos. Jugar en Madrid, contra un equipo de la capital, con el equipo en horas bajas y con los altos estamentos estableciendo simpatías con el rival. Nadie cree en el Valencia y parece que el partido será una nueva decepción para la sufrida afición valencianista. Pero cuando dio comienzo la final, el Valencia sale herido y transformado. Irreconocible y jugando para ganar.

Muy pronto, Mata consigue batir a Ustari y poner las cosas favorables para el equipo de Koeman. La final comienza muy bien pero no es garantía de éxito. El Getafe se encuentra amordazado por un agresivo Valencia que le encierra en su área en los primeros compases del encuentro. En el minuto 10 se produce un corner por el lateral derecho del ataque valencianista. El balón vuela por el cielo del Calderón y aparece la cabeza del andaluz Alexis para rematar espectacularmente a la red. Los jugadores valencianistas se abrazan en el suelo… Alexis y Villa escenifican la garra de un equipo que por un día vuelve a ser copero de verdad, como los de antes.

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La histeria de los primeros minutos se convierte en un juego más racional por parte del Valencia, que espera a los madrileños convencidos de que todavía tendrán que ofrecer más guerra. Antes del descanso se produce el lance que condenará al valencianismo a sufrir. Un penalti que transforma Granero y que no permite que los hombres de Koeman puedan relajarse en la segunda parte. Hildebrand debe esforzarse en un par de acciones para evitar el empate del Getafe. Las contras del Valencia también llevan mucho peligro. La calidad de Silva sirve para manejar los minutos en los que el Valencia debe resistir como sea el resultado. A falta de siete minutos y con los dos equipos rotos de cansancio y dolor, Baraja lanza una falta desde muy lejos. Ustari rechaza y un habilidoso Fernando Morientes conecta un remate que se introduce en la portería rival. Koeman grita en la banda y se abraza con los integrantes del banquillo. Morientes estalla de felicidad y en un gesto espontáneo se quita la camiseta del Valencia. El que fuera ariete del Real Madrid y de la selección española es consciente del momento; esta copa representa también para él un título importante, por fin ganará la Copa del Rey, uno de los pocos que le faltaban en su palmarés.

La séptima copa del Rey ya es propiedad del Valencia, pero las celebraciones duran únicamente unos minutos, los suficientes para disfrutar de la vuelta de honor y una discreta cena de campeones. La Copa menos celebrada de la historia, sin recibimientos, recepciones ni júbilo desmedido.

En la siguiente jornada el equipo "Ché" vuelve a la realidad. En el histórico estadio de San Mamés es vapuleado por cinco goles a uno por el Athletic. Koeman abandona la nave y el Valencia debe esforzarse a partir de ese momento en salvar la categoría.

Getafe y Valencia recordarán la batalla del Calderón como una final diferente para los dos equipos...

Villa y Mata celebran la Copa del Rey ganada con el Valencia