Los francotiradores de la moral en el entorno del Valencia

Se va acabando el carrete, se termina esa especie de dictadura intelectual, porque el valencianismo es algo libre y abierto

Toni Hernández | 03 DIC. 2022 | 00:04
Mestalla

Se terminó la dictadura moral en el Valencia, a todos. Y creo que es algo que tenemos que celebrar. Y no, no es un proceso con un día de inicio y otro de fin, porque las cosas no son tan fáciles, pero sí se va de forma clara cómo son las tendencias. Durante mucho tiempo, demasiado tiempo, si no insultabas a Lim es que estabas de acuerdo con él, lo que te convertía de forma inmediata en un vendido, en un mamador, en alguien a quien le sangraban las rodillas.

Porque aquí hemos sido salvajes hasta el extremo, sin ninguna piedad para vergüenza de todos. Durante muchos meses, años diría yo, el silencio era la única respuesta, porque tampoco había ganas de jaleos, de discusiones, de estar o quedar marcado, que eso siempre es muy desagradable. Porque había miedo, que creo que es la palabra clave de todo este proceso.

Pero ese miedo se ha ido, ya que cada vez más y más gente ve claro que el pensamiento único es tan negativo como la gestión de Meriton muchas veces, y que ver otra solución distinta no significa que no tengas claro cuál es el problema. Pero cuando se piensa sin intereses, sólo con el corazón, y prima el bien del Valencia por encima del individual (ay, a cuántos se les ha visto el plumero al final de la corrida), es cuando las cosas no se perciben de la misma forma y manera.

Se acabó esa tiranía llevaba a cabo por 4, a los que hicieron caso muchos miles, y que han basado su actitud en señalar y hostigar, algo que ya nadie consiente, porque somos todos muy mayores, y porque la verdad sólo tiene un camino, que acaba saliendo aunque en demasiadas ocasiones se tome su tiempo. El valencianismo es tan grande por las formas que tiene de vivirlo, y nadie es quién para imponer la suya. Nadie.