Siempre querría que mi hijo jugara en el Valencia, siempre

El sentimiento es algo que se consigue más que cuando lo has mamado, y no es nada despectivo con nadie, simplemente es otra cara de la misma realidad

Toni Hernández | 18 NOV. 2021 | 07:00
Lato y Soler

Si mi hijo fuera jugador de la primera plantilla del Valencia, y tuviera que renovar su contrato, y el club me pusiera encima de la mesa el tope salarial, y si mi hijo me preguntara sobre lo que hacer, mi respuesta sería siempre la misma: quédate en casa. La demagogia con la renovación de Carlos Soler y de José Luis Gayà, desde el punto de vista de quien suscribe, está sobrepasando límites que jamás se deberían cruzar. Parto de una base que estoy seguro que es así, es decir, nadie quiere que ambos se vayan, y todos deseamos que se queden.

No me entra en la cabeza que ningún valencianista de verdad pueda pensar lo contrario, porque Meriton es una cosa, y el Valencia otra muy distinta, aunque convenga mezclarlo para cierto relato. Cosa que tampoco entiendo, pero cada uno sabrá los intereses que tiene dentro de toda esta historia, porque cada día parece más claro que el club es lo de menos, sólo una excusa para alcanzar un fin muy determinado.  Pero es que da la sensación, muy incómoda por cierto, de que hay a quien le vendría bien que Soler y Gayà se fueran. Porque de ese modo se le podría atizar más fuerte a Lim, como si eso fuera a servir para algo por un lado, y como si fuera positivo para el Valencia por otro.

¿Qué demonios ganamos con esto? Meriton se irá, más pronto que tarde, y lo que no puede ser, lo que se debe evitar, es que el solar sea mucho más grande de lo que es, que ya tenemos suficiente. El sentido de pertenencia son muchas cosas, y una de ellas es inculcar a nuestros hijos que el Valencia es mucho más que un equipo de fútbol. Tengo claro que Soler y Gayà no se van a quedar por dinero, sino por otras muchas cosas. Y si ellos tienen la voluntad, que es la de todos nosotros cuando éramos niños, no logro comprender la razón por la que nos empeñamos en darle la vuelta a esa situación. Debo ser yo, que me hago viejo más que mayor.